Baja California

La división opositora: el mejor aliado de Morena rumbo a 2027 en Baja California

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Foto: Opinia

Por Redacción | Mexicali, B.C.

En la política bajacaliforniana, el reloj avanza hacia 2027 y las señales son claras: mientras Morena y sus aliados se muestran cohesionados, la oposición sigue caminando por senderos separados. Esa fragmentación —más que un error táctico— podría convertirse en el mejor escenario para que el partido en el poder mantenga su dominio.

Una historia que se repite

Desde 2021, cuando Marina del Pilar Ávila Olmeda se convirtió en la primera gobernadora del estado, Morena ha consolidado una hegemonía difícil de romper. En aquella elección, y luego en la de 2024, su estructura territorial y su disciplina interna le permitieron arrasar en las urnas. En contraste, la oposición se presentó con rostros divididos, sin un proyecto común y con una narrativa que no logró conectar con la ciudadanía.

El dato más preocupante, sin embargo, no proviene de los partidos, sino de los ciudadanos: el abstencionismo se mantiene alto, lo que refleja apatía y desconfianza hacia un sistema político que parece no escuchar ni renovar sus liderazgos.

La fuerza de una militancia popular

Uno de los pilares del éxito morenista es su base social. Según cifras internas y registros locales, Morena cuenta con más de 311 mil afiliados en Baja California. La mayoría proviene de comunidades populares, colonias periféricas y sectores tradicionalmente excluidos de la participación política.

Esta composición le otorga al partido una ventaja estratégica: una militancia activa que no solo vota, sino que defiende el proyecto, se moviliza y toca puertas. Frente a una oposición institucional, pero distante del territorio, Morena ha logrado construir comunidad política desde abajo.

Oposición sin rumbo común

PAN, PRI, PES y Movimiento Ciudadano avanzan en direcciones distintas. Mientras el PAN perfila al senador Gustavo Sánchez Vásquez, y también suena el exalcalde Guillermo Osuna Jaime, el PRI y el PES parecen inclinarse por Jorge Hank Rhon, y MC apuesta por el diputado Gustavo de Hoyos Walther.

Cada uno con su propio discurso, pero sin una hoja de ruta compartida. Esa falta de coordinación debilita cualquier posibilidad de competencia real. Morena no solo enfrenta adversarios divididos: enfrenta proyectos que no logran inspirar.

Ciudadanía y nuevos liderazgos

El desafío no se limita a una batalla electoral, sino a una crisis de confianza. Baja California necesita liderazgos nuevos, con credibilidad y sentido social. La ciudadanía no exige discursos, sino resultados; no busca ideologías rígidas, sino rostros honestos y cercanos.

Mientras tanto, el oficialismo sigue construyendo presencia territorial y mantiene la narrativa del cambio. Si la oposición no logra renovarse ni unirse, el desenlace de 2027 podría ser tan previsible como inevitable.

Reflexión final

En política, la aritmética suele ser sencilla: cuando la oposición se divide, el poder se concentra. En Baja California, esa fórmula ha favorecido a Morena durante dos procesos consecutivos. Si no hay un cambio de rumbo ni una visión compartida, 2027 podría marcar la continuidad de un proyecto que, más allá de sus aciertos o errores, ha sabido mantener la unidad como su mejor herramienta de triunfo.

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