Baja California

Ruiz Uribe ocultó venta millonaria en Mexicali

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Por Redacción | Tijuana, Baja California, 5 de diciembre de 2025.

La máscara de austeridad de Jesús Alejandro Ruiz Uribe se rompió. No por rumores, no por señalamientos políticos, sino por documentos oficiales que exhiben un modus operandi construido con cálculo frío: ocultar un ingreso millonario, mover dinero a nombre de un familiar recién fallecido y mentir durante tres años consecutivos bajo protesta de decir verdad.

Ruiz Uribe, quien desde la Delegación de Bienestar se llenó la boca hablando de “honestidad”, negoció en 2023 la venta de un predio de más de 3 mil 600 metros cuadrados en Mexicali por 11 millones 172 mil pesos.


El comprador: Milton Adán Rubio Díaz, operador priista, exdirector del proyecto de la desalinizadora del panista Kiko Vega y un personaje acostumbrado a moverse en la penumbra del poder.

Lo grave no es solo la venta. Lo devastador es cómo se escondió.

El Rastro del dinero: depósitos al padre muerto

Las transferencias millonarias no fueron a su cuenta. Se enviaron a Banorte… a nombre del padre del exdelegado, Jesús Ruiz Barraza, quien murió semanas después de la firma del contrato. Aun así, los pagos siguieron programados hasta enero de 2024, medio año después de su muerte.

Una triangulación impresentable para cualquier funcionario y una señal inequívoca de intención de ocultamiento patrimonial.

Mientras tanto, el terreno ya se transformaba en un negocio redondo: 46 departamentos con precios que alcanzan hasta los 5 millones por unidad. Un desarrollo que avanzaba a plena vista mientras Ruiz Uribe pretendía que el predio seguía valiendo apenas 2.9 millones de pesos.

Mentiras bajo protesta de decir verdad

En 2023, 2024 y 2025, Ruiz Uribe presentó declaraciones patrimoniales en las que afirmó, categóricamente, no haber vendido ni un solo bien. Negó ingresos por enajenación, negó la venta y negó la entrada de millones. Lo más burdo: siguió reportándose como “propietario” del predio, como si la transacción nunca hubiese ocurrido.

Lo que para cualquier servidor público sería una omisión, en su caso es una mentira estructurada. La ley lo nombra de forma precisa: enriquecimiento oculto y la sanción no es menor:
– Destitución,
– Sanciones económicas equivalentes al monto ocultado,
– Inhabilitación por varios años.

Ruiz Uribe no solo mintió: lo hizo reiteradamente y con plena conciencia.

El discurso moralista desmoronado

Quien pedía “austeridad”, quien presumía “limpieza”, quien señalaba corruptelas ajenas, resultó estar operando como los políticos que él mismo acusaba. La Cuarta Transformación lo sostuvo durante años mientras usaba los programas sociales como plataforma personal, pero este caso ya no es político: es ético, legal y moral.

El exdelegado usó la bandera de los pobres mientras movía millones fuera de sus declaraciones oficiales. Mientras predicaba honestidad, construía un muro de opacidad.
Mientras exigía congruencia, él mismo la traicionaba.

Hoy, la pregunta no es si mintió. Eso ya está documentado.

La pregunta es cuánto tiempo más podrá sostenerse sin enfrentar un procedimiento formal que lo saque definitivamente de la vida pública.

Jesús “Chucho” Ruiz Uribe quiso jugar a político austero. Documentos en mano, termina exhibido como un operador que ocultó millones y mintió deliberadamente al Estado mexicano.

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