Vaticano.- La reciente apertura de los archivos del papa Pío XII ha arrojado nueva luz sobre varias controversias históricas del Vaticano, incluyendo las acciones (o inacciones) del pontífice durante la Segunda Guerra Mundial en relación al Holocausto. Sin embargo, otra revelación significativa de estos documentos se refiere al escándalo alrededor del reverendo Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo. Esta orden religiosa, fundada en 1941, se vio envuelta en múltiples acusaciones de abusos sexuales, uso de drogas y fraudes financieros perpetrados por su líder.
Los documentos recientemente desclasificados, que abarcan el período de 1939 a 1958, confirman que el Vaticano, bajo el liderazgo de Pío XII, estaba al tanto de las actividades inmorales de Maciel desde al menos 1956. Estos archivos muestran que el Vaticano estaba considerando medidas drásticas contra Maciel, incluyendo su remoción completa del ministerio sacerdotal. Sin embargo, la muerte de Pío XII en 1958 permitió a los partidarios de Maciel en el Vaticano intervenir y proteger su posición y la de su orden religiosa.
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En 2012, un grupo de víctimas mexicanas de Maciel hizo públicos más de 200 documentos que cubrían los años de 1940 a 2002. Estos documentos detallaban las evidencias que el Vaticano tenía sobre las depravaciones de Maciel, así como las décadas de encubrimientos por parte de obispos, cardenales y papas. La nueva documentación de los archivos de la Secretaría de Estado del Vaticano amplía esta historia, proporcionando más detalles sobre quién dentro del Vaticano ayudó a Maciel y quién intentó tomar una línea más dura.
Un memorándum del 1 de octubre de 1956, redactado por Giovanni Battista Scapinelli, entonces número tres de la oficina vaticana para las órdenes religiosas, revela que Maciel fue suspendido como superior de la Legión y se le ordenó desintoxicarse de una adicción a la morfina. El memorándum original también proponía prohibir a Maciel cualquier contacto con jóvenes seminaristas, bajo amenaza de suspensión total del ministerio sacerdotal. Sin embargo, versiones posteriores del documento, modificadas tras consultas internas, suavizaron esta sanción.
Los documentos también mencionan a Giuseppe Pizzardo, un influyente cardenal que protegió a Maciel, lo que impidió que las sanciones iniciales se llevaran a cabo. Otros documentos corroboran que la Congregación para los Religiosos no pudo proceder más en contra de Maciel debido a las recomendaciones e intervenciones de figuras de alto rango.
Finalmente, en 2006, el Vaticano condenó a Maciel a una vida de penitencia y oración, una sentencia relativamente leve dada la gravedad de los abusos cometidos. Esta tardanza en la acción y la protección de Maciel por parte de altos funcionarios eclesiásticos evidencian una profunda crisis moral y estructural dentro del Vaticano.