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¿Y el predial, señor alcalde? Antonio Menéndez predica pero no paga

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Foto: Opinia

Ahome, Sinaloa.– Al parecer, en el municipio de Ahome hay una nueva forma de gobernar: con cinismo, descaro y el ejemplo perfecto de lo que no debe hacer un servidor público. Antonio Menéndez, el flamante alcalde interino, se da el lujo de no pagar el impuesto predial. Sí, leyó usted bien, mientras el personal del Ayuntamiento va casa por casa exigiendo a los ciudadanos que cumplan con su deber, el presidente municipal simplemente no se da por enterado.

¿Será que el cargo le otorgó automáticamente una dispensa fiscal? ¿O acaso piensa que su investidura viene con beneficios tipo “no me toca”? Lo cierto es que Menéndez no ha pagado el impuesto predial, ese que tanto insiste el gobierno municipal en que es vital para financiar servicios como recolección de basura, alumbrado público, mantenimiento de calles, seguridad… en fin, todo eso que supuestamente está en sus manos garantizar.

¿Cómo exigirle al pueblo lo que tú mismo no cumples? Eso se llama hipocresía institucional y vaya que Ahome ha tenido de sobra, pero esto raya en el insulto, no es un secreto que el impuesto predial es uno de los pocos ingresos propios que tienen los municipios. Es una herramienta esencial para que puedan mantener cierta autonomía financiera frente a las volátiles transferencias federales o estatales, pero parece que nuestro alcalde prefiere evadir esta responsabilidad, como si fuera opcional.

Y claro, mientras tanto, ahí están los empleados municipales, exigiendo a los ciudadanos que estén “al corriente”, con tono severo y multas en mano, sin saber que su propio jefe se ríe en sus narices y, de paso, en las nuestras.

¿Qué otras obligaciones estará evadiendo si ni siquiera cumple con esta básica? (después les platicamos) La pregunta flota en el aire, junto con la indignación de una ciudadanía cada vez más cansada de ver cómo los políticos “sirven” al pueblo desde la comodidad de sus privilegios.

Pagar el predial no es solo un trámite, es un acto de compromiso con la ciudad, es reconocer que los recursos no caen del cielo, que los servicios públicos se pagan y que todos, absolutamente todos, tenemos que aportar. Incluido el alcalde, especialmente el alcalde.

Porque al final, señor Menéndez, ser servidor público significa servir, no servirse y hoy, con sus actos, usted demuestra exactamente lo contrario. Pero bueno igual andaba ocupado rescatando al “Primo” allá en Topo.

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