Ciudad de México .- Gerardo Fernández Noroña se encuentra nuevamente en el centro de la polémica. El senador de Morena anunció que se separará temporalmente de la Cámara Alta por apenas una semana para realizar un viaje a Palestina, supuestamente financiado por los Emiratos Árabes Unidos, a los que calificó de “generosísimos”.
El legislador, que ha enfrentado críticas por sus desplantes, lujos y patrimonio, aseguró que fue invitado debido a su “solidaridad” con la causa palestina. Sin embargo, surgen dudas sobre si la ley permite aceptar que un tercero coste el viaje y si su participación resulta apropiada ahora que ya no ocupa la presidencia del Senado.
El Gobierno de Palestina extendió la invitación el 12 de junio, cuando Noroña aún presidía la Cámara Alta, refiriéndose a él como “su Excelencia” y señalando que se trata de una “visita oficial” con reuniones con altos funcionarios palestinos y parlamentarios mexicanos. La invitación busca intercambiar visiones y fortalecer lazos políticos, pero el hecho de que Noroña ya no ostente el cargo genera cuestionamientos sobre su rol en la diplomacia.
Analistas, como Gabriel Guerra, señalan que aceptar la invitación en este contexto es un acto imprudente, ya que interviene en política exterior sin coordinación con el Gobierno mexicano, y se suma a una serie de escándalos que han marcado la carrera del legislador, incluyendo la revelación de un patrimonio millonario que contrasta con su discurso de “ser pueblo”.
El caso abre un debate sobre ética política, representación diplomática y la conveniencia de que Noroña participe en actos internacionales tras su salida de la presidencia del Senado.
