Francia.- En el sur de Francia, agricultores enojados llevaron a cabo una acción de protesta el jueves 25 de enero, vaciando camiones extranjeros cargados de productos alimentarios en la Ruta Nacional 7. Este acto de protesta refleja la creciente frustración de los agricultores franceses, quienes argumentan que el comercio internacional, en lugar de beneficiarlos, está contribuyendo a las dificultades del sector.
Francia, tradicionalmente considerada el granero de Europa, enfrenta la paradoja de importar aproximadamente un tercio de sus alimentos. Los agricultores, particularmente los ganaderos y productores de frutas y hortalizas, luchan contra diversos problemas, desde enfermedades epizoóticas hasta la caída de la producción nacional. La competencia con proveedores europeos más competitivos, como polacos, alemanes y españoles, agudiza las preocupaciones de los agricultores franceses.
El movimiento de protesta se intensificó con miles de agricultores franceses llevando tractores hacia París para exigir medidas que les permitan enfrentar la inflación, los efectos de la guerra en Ucrania y la revisión de políticas medioambientales impuestas en los últimos años. Bloqueos en ocho autopistas y la amenaza de rodear la capital han generado una crisis para el nuevo primer ministro, Gabriel Attal, quien se ha comprometido a abordar las preocupaciones del sector agrícola.
Para evitar este escenario las autoridades han desplegado a miles de agentes y decenas de vehículos blindados antidisturbios en las distintas carreteras que conducen a París.
El despliegue policial fue particularmente grande cerca de la localidad de Rungis (a unos 17 kilómetros al sur de París) y donde está el principal mercado de abastos que surte a la ciudad de alimentos.
Las demandas de los agricultores abarcan desde la creciente burocracia hasta el costo del diésel agrícola y las demoras en los pagos de subsidios por parte de la Unión Europea. La competencia con importaciones extranjeras, que algunos agricultores consideran desleal, también es un punto central en sus demandas.
La tensión ha llevado a medidas extremas, como el vaciado de camiones y el bloqueo de autopistas. A pesar de los llamados a la calma y la moderación, las autoridades se preparan para enfrentar una protesta que podría durar indefinidamente, con miles de agentes desplegados para evitar bloqueos en la capital y en puntos estratégicos.
El gobierno francés ha anunciado medidas, incluyendo la simplificación de procedimientos técnicos y la eliminación progresiva de impuestos al diésel para vehículos agrícolas, pero hasta ahora, no han sido suficientes para aplacar la ira de los agricultores. La situación refleja la complejidad de los desafíos que enfrenta el sector agrícola en Francia y la necesidad de encontrar soluciones a corto, medio y largo plazo para garantizar la sostenibilidad del sector.
