Nueva York, Estados Unidos.- Antes de iniciar una conversación sobre lo que muchos consideran “los oscares de la moda”, es importante recordar que casi como una escena sacada de Hunger Games, la gala de este año ocurre en un contexto de violencia mundial, en donde miles de palestinos mueren a manos del ejército israelí. ¿Qué tan relevante es celebrar vestidos de millones de dólares cuando un genocidio auspiciado por Estados Unidos ocurre al otro lado del mundo?
En otro sentido la noche más importante en la industria de la moda ha sido por décadas el escenario más importante para diseñadores y personalidades de la industria. En los anales de la historia de la moda contemporánea se encuentra Rihanna subiendo las escaleras con un vestido de Guo Pei, a Zendaya con un Versace regresando a Juana de Arco a la vida, la poesía que sirvió Lady Gaga en el 2019 o la controversia que desató Kim utilizando el vestido de Marilyn, momentos que pasaron de ser de nicho para llegar a la cultura pop y ser referenciados.
Sin embargo, detrás de toda esta organización y glamour se encuentran cientos de trabajos precarizados, que hasta hace poco comenzaron a ser el centro de una conversación que Condé Nast había decidido ignorar.
En 2019 se hizo viral una fotografía de los escritores trabajando en el sótano del Museo Metropolitano, con vestidos largos y en tacones, trabajando en subir todo el contenido a las diversas plataformas de Vogue, GQ, Glamour, Vanity Fair entre otras de sus publicaciones. Lo que inició como una foto de backstage en donde se glamurizaba este trabajo, por el que millones de chicas matarían (sic), terminó por ser el inicio de una demanda colectiva.
Desde finales de marzo de 2022, Conde United ha buscado el reconocimiento de su sindicato para exigir mejores condiciones laborales. A dos años y una semana del primer lunes de mayo de 2024, cientos de trabajadores de este sello editorial se reunieron en las afueras del vecindario de Anna Wintour en West Village, repartiendo volantes con el lema “Anna usa Prada / Los trabajadores no reciben nada”, y declararon estar “listos para dejar el trabajo”.
En noviembre de 2023, los ejecutivos de la empresa anunciaron planes para despedir al 5% de la fuerza laboral, una medida que, realísticamente, afectaría a muchos más. “Al parecer, la gerencia piensa que es aceptable amenazarnos con más pérdidas de empleo y desperdiciar nuestro tiempo en la mesa de negociación”, dijo Alma Avalle, escritora y productora de Bon Appétit, en un comunicado ese mismo 29 de abril.
“Estamos listos para hacer lo que sea necesario para obtener nuestro contrato y proteger los empleos. Depende de la gerencia decidir qué sucede a continuación”, palabras que se tomaron como una amenaza de realizar un boicot en las escaleras del Museo Metropolitano.
A través de publicaciones en redes sociales, el colectivo explicó que realizar la Met Gala implica:
- Una fuerza laboral invisibilizada
- Exceso de trabajo, pero sin pago por horas extra
- Trabajar 24/7 sin descanso
“El agotamiento es endémico en Condé Nast, y eventos como estos no hacen más que empeorarlo”, detallaron los trabajadores en el comunicado.
El documental First Monday of May relata de manera romántica el proceso de producción de la Gala. Millones de dólares invertidos en decoración, comida, seguridad, vestimenta, música etc., mientras que los empleados trabajan jornadas extenuantes sin ser remuneradas.
Desde que anunciaron planes para despedir a más del 5% de los empleados en noviembre de 2023, los miembros del sindicato Condé Union han organizado varias llamadas a la acción, alegando que las prácticas de negociación de la gerencia de Condé Nast violan la ley laboral. Según el comunicado de prensa del lunes, la gerencia ha agregado puestos adicionales a su lista de despidos.
Mientras a los ojos de millones de personas que sintonizan la alfombra por medio de YouTube, y mientras se vitalizan millones de imágenes de los atuendos y cientos de revistas rankean los mejores o peores looks con una narrativa casi anticuada, las noticias de las condiciones laborales continúan en un nicho ante el derroche del capital de un sistema al que poco le interesa sus medios de producción.
Esta mañana, las redes sociales del sindicato compartieron un anuncio que, además dar un resplandor a la situación, transmite un mensaje poderoso: la unión hace la fuerza.
“Cuando luchamos, ganamos: Nos emociona anunciar que hemos llegado a un acuerdo tentativo con @condenast en nuestro primer contrato. Nuestro compromiso de hacer “todo lo que sea necesario” antes del #metgala2024 movilizó a la empresa y nuestro progreso en la mesa de negociación se aceleró.”
Algunos de los logros anunciados fueron: un salario inicial mínimo de $61,500; el fin del sistema de dos niveles, ampliación del permiso por duelo, dos semanas más de permiso familiar (14 en total) y un total de $3.3 millones en aumentos salariales.
Para los ex colaboradores en la lista de despidos, aseguraron ocho semanas de indemnización, tres meses de cobertura o un pago único global; un pago adicional de $1,000.
Anunciaron además que la ratificación de dicho acuerdo tendrá lugar esta semana. Este es solo un grano de arena entre de las prácticas laborales abusivas que durante años han sido la norma, no solo en la moda o las editoriales, sino a través de distintas industrias.
