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Opinologa
Ciudad de México.- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, aseguró que “no va a haber ningún problema” con el paro nacional que comenzaron los jueces y trabajadores del Poder Judicial este miércoles 21 de agosto. La medida de protesta se realiza en rechazo a la reforma propuesta por el Gobierno para elegir a los jueces y magistrados por voto popular, en lugar del método actual que involucra a los altos funcionarios públicos. Según López Obrador, el movimiento no afectará a la población y reiteró que su gobierno no reprimirá a quienes decidan manifestarse.
Durante su conferencia matutina, el presidente hizo referencia a su propia experiencia en la lucha contra el régimen para desestimar la relevancia del paro: “No pasa nada con su movimiento, no importa porque ellos no atienden a la población. Yo les diría que, al contrario, si los jueces, los magistrados y los ministros no están en activo, cuando menos no van a sacar los delincuentes de la cárcel”.
Estas declaraciones fueron hechas al mismo tiempo que se anunciaba el inicio del paro por parte de la Asociación Nacional de Magistrados de Circuito y Jueces de Distrito del Poder Judicial de la Federación (Jufed), limitando las actividades judiciales a la atención de casos urgentes y dejando en funciones solamente a la Suprema Corte y el Tribunal Electoral.
Los trabajadores judiciales se oponen firmemente a la reforma constitucional, cuya aprobación en el Congreso se anticipa para septiembre, ya que Morena y sus aliados controlan dos tercios de los escaños legislativos. Argumentan que la elección popular de jueces podría comprometer la carrera judicial y abrir la puerta a la intromisión de partidos políticos y el crimen organizado en el sistema de justicia.
López Obrador, sin embargo, insiste en que los empleados del Poder Judicial no serán afectados negativamente por la reforma. “El asunto tiene que ver con la corrupción que hay arriba”, explicó, reiterando que su administración respeta el derecho de los trabajadores a manifestarse libremente. “La libertad es lo más sublime, es algo a lo que tienen derecho y, además, la libertad no se implora, se conquista”, expresó.
El presidente había calificado previamente la huelga de los trabajadores judiciales como “ilegal” y los acusó de ser “paleros” de poderosos y corruptos. No obstante, reiteró su compromiso de no reprimir el movimiento, enfatizando que su gobierno no es conservador y, por lo tanto, no sigue prácticas represivas. En su opinión, los conservadores se caracterizan por ser hipócritas, corruptos y autoritarios, en contraste con su gobierno, que se presenta como defensor de las libertades.
López Obrador también subrayó la “esencia” de la reforma, que busca que “el pueblo” sea quien elija a los jueces, en lugar de los altos funcionarios públicos. “Es muy distinto si los elige el pueblo a si los eligen los altos funcionarios públicos, incluso el presidente. No, es el pueblo, que le deban su responsabilidad, su cargo, su encargo, al pueblo, no a los potentados ni del poder político ni del poder económico y eso va a ayudar mucho”, afirmó.
El paro nacional del Poder Judicial es una reacción directa a esta propuesta, que los trabajadores consideran una amenaza a la imparcialidad y la independencia del sistema judicial. Aunque López Obrador minimizó el impacto de la protesta, la movilización de los jueces y magistrados muestra la creciente inquietud dentro del Poder Judicial frente a los cambios planteados. La reforma, según sus críticos, podría politizar las decisiones judiciales, un riesgo que, afirman, debe ser evitado para preservar la justicia en México.