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RedacciónBolivia.- La crisis política en Bolivia se intensifica con la retención de más de 200 soldados por seguidores del expresidente Evo Morales en la región del Chapare, Cochabamba. Según informó el sábado el Ministerio de Relaciones Exteriores, tres unidades militares fueron asaltadas por grupos irregulares, quienes se apropiaron de armamento y municiones en el proceso.
Los soldados permanecen retenidos en medio de un conflicto que ha escalado desde hace tres semanas, cuando iniciaron bloqueos de carreteras en defensa de Morales.
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El expresidente, quien renunció en 2019 en medio de denuncias de fraude electoral y actualmente está imposibilitado de postularse nuevamente por el Tribunal Constitucional, sostiene que enfrenta cargos falsos con el objetivo de frenar su retorno a la política. Morales había amenazado inicialmente con hacer huelga de hambre, pero luego pidió a sus seguidores que suspendieran los bloqueos para “evitar el derramamiento de sangre”.
La retención de soldados refleja una crisis mayor. El gobierno de Luis Arce, que asumió en 2020 y se ha distanciado de Morales, envió refuerzos a Cochabamba en un intento de restablecer el orden y facilitar el tránsito en la región. Sin embargo, la situación se ha agravado, y en videos recientes se observa a soldados rodeados por manifestantes que los amenazan con palos puntiagudos. Uno de los soldados declara: “Nos han cortado el agua, la electricidad y nos tienen como rehenes”.
Este conflicto ocurre en medio de investigaciones en curso contra Morales por presuntos delitos de estupro, trata y tráfico de personas. Morales ha negado las acusaciones y recientemente denunció haber sido víctima de un intento de asesinato en Chapare, donde afirmó que su convoy fue atacado a balazos por agentes estatales, mostrando un video con supuestos agujeros de bala en su vehículo.
El movimiento de protesta, que comenzó como un rechazo a lo que los seguidores de Morales consideran una “persecución judicial”, ha derivado en una demanda más amplia contra el gobierno de Arce. Los manifestantes critican la administración por el aumento en los precios de alimentos y combustibles, así como la escasez de bienes esenciales en el país.
Hasta la fecha, se han registrado al menos 90 heridos, en su mayoría miembros de las fuerzas de seguridad, en los enfrentamientos relacionados con estas protestas. La situación sigue en desarrollo mientras la presión sobre el presidente Arce crece, y la polarización entre sus partidarios y los de Morales amenaza con desencadenar una crisis política de mayor envergadura.
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