La policía de Houston, Texas, ha identificado una nueva prioridad: luchar contra las ratas que están ingresando a sus instalaciones y consumiendo gran parte de la droga incautada, la cual sirve como evidencia en diversos procesos judiciales.
Según un informe de Telemundo, las autoridades tuvieron que modificar la normativa sobre el tiempo que la droga debe permanecer en sus bodegas, con el fin de eliminar grandes cantidades que atraen a los roedores.
El alcalde de Houston, John Whitmire, el fiscal del condado de Harris, Sean Teare, y el jefe de policía de Houston, J. Noé Díaz, anunciaron que destruirán la evidencia almacenada durante décadas, relacionada con casos ya cerrados.
Las autoridades informaron que en las instalaciones actualmente hay 1.2 millones de evidencias, incluyendo 400,000 libras de marihuana. “Las ratas son las únicas que disfrutan de ella”, dijo Whitmire.
El fiscal del condado señaló que la nueva normativa permitirá destruir las drogas incautadas antes de 2015, siempre y cuando no se necesiten como evidencia en procesos judiciales. Anteriormente, la ley solo permitía destruir estupefacientes incautados antes de 2005.
Para llevar a cabo este proceso, se creará un nuevo puesto, que será ocupado por un abogado de alto nivel, quien trabajará con las autoridades locales para identificar casos cerrados y destruir la droga asociada.
Además, los fiscales del condado enviaron notificaciones a los abogados de cerca de 3,600 casos relacionados con drogas, informándoles sobre el daño causado a la evidencia por las ratas.
Hasta el momento, solo una prueba en un caso abierto ha sido considerada dañada por los roedores.
Peter Stout, presidente del Centro de Ciencias Forenses de Houston, calificó a las ratas como “drogadictas” y destacó lo difícil que será exterminarlas, dado el volumen de evidencia almacenada. “Este es un problema en todo el país: roedores, insectos, hongos, todos ellos adoran las drogas… es complicado lidiar con ellas”, expresó Stout.
La Policía de Houston también mostró evidencia incautada en 1996, como cocaína y marihuana de 1993, señalando que ya no tienen valor en los procesos judiciales actuales.