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México

Dos fichas caen del tablero, y el padrino político sigue sonriente

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Foto: Opinia


Erick “El Terrible” Morales y Julián Leyzaola: dos nombres metidos “con calzador” en puestos clave, han sido arrastrados hacia la renuncia tras escándalos y presiones, ni ley ni mérito, solo los hilos de Carlos Torres Torres (esposo de la gobernadora Marina del Pilar) para colocarlos en el tablero del poder después de no poderles cumplir con la silla grande.

Morales deja la Secretaría de Bienestar en Tijuana, acorralado por una denuncia por “intento de violación” contra una empleada el pasado 4 julio, se le acusa de cerrar la puerta y agresión física; la Fiscalía ya toma cartas en el asunto. Su salida fue fulminante: el alcalde le pidió la renuncia el 11 de julio, no puede ni debe de permitir un funcionario asi dentro de su gabinete.

Si este exboxeador titular no fue nombrado por sus méritos pugilísticos sino por la protección política de Torres, no está en duda, su pasado obscuro cita denuncias similares, que se diluyeron en la nada por su carnet de ídolo deportivo . Ahora, el supuesto padrino manifiesta tener la varita tras bambalinas, ¿Sera que compartirán residencia? Roomis como luego dicen, ya veremos próximamente.

Leyzaola, el militar férreo ligado históricamente a la mano dura en seguridad, renuncia repentinamente como director en Mexicali. Los medios no han detallado cargos concretos, pero la cercanía de ambos con Torres Torres levanta sospechas: ¿renuncian por convicción o porque el patrón ya no los respalda? El teniente cargaba el aura de “limpiador”, pero también un historial de denuncias de tortura y violaciones a derechos humanos.

Ambos nombramientos coincidieron con el ascenso de Torres Torres en la administración de su esposa. Él llegó como “coordinador honorario” de proyectos estratégicos de Baja California y tras perder la visa estadounidense el pasado 10 mayo, por investigaciones de lavado de dinero y corrupción, ha salido de la vida pública. Lo curioso es la sincronía: renuncia Torres en junio, y desaparecen dos piezas clave amparadas por él en julio. Nada de esto es casualidad.

Esta secuencia sugiere un ajedrez político mal planeado: Torres se retira de la vida pública (¿provisionalmente?) tras quedar “non-grato” para EE. UU., y sus protegidos saltan antes de que estallen escándalos aún mayores o los hacen saltar al no contar con protección. Se especula que la gobernadora necesitaba limpiar su gabinete para intentar salvar legitimidad frente a investigaciones binacionales, mientras su esposo se mantiene al margen, pero no desenchufado.

Morales y Leyzaola fueron rehenes del padrinazgo, salen cuando el padrino cae, no por justicia ni idoneidad, es el clásico montaje político: pones a quien debes, cobijas impunidad… y cuando soplan vientos molestos desde Washington, tiras los peones para salvar al rey. El mensaje es claro: en Baja California no manda la ley ni la moral, sino el politiquero escondido tras la gobernadora y el populacho que se aguante.

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