Tijuana .- Más de mil personas acudieron este jueves a la Casa de los Pobres, en la colonia Altamira, donde se prepararon alimentos especiales por el Día de Acción de Gracias, una celebración que, pese a su origen estadounidense, se ha convertido en un respiro anual para quienes enfrentan carencias extremas.
La hermana Antonia Castorena, misionera franciscana de Nuestra Señora de la Paz, informó que se cocinaron 72 pavos para ofrecer un plato caliente a quienes dependen de este tipo de apoyos comunitarios. “Todos somos hijos de Dios, todos tenemos una necesidad, todos somos pobres”, expresó al subrayar el sentido de misericordia detrás de esta actividad.
Cada año, muchos de los donativos provienen de personas del sur de Estados Unidos, lo que permite sostener la tradición y ampliar el alcance de la ayuda. “Ellos nos los regalan para poderlos regalar nosotros y compartan esta bendición”, señaló.
Además de la comida festiva, alrededor de 350 familias recibieron despensas como parte de los apoyos habituales que la Casa de los Pobres distribuye cada jueves. El volumen de asistencia refuerza una realidad persistente: la pobreza en Tijuana continúa rebasando a las instituciones, dejando en manos de organizaciones civiles la contención de necesidades básicas.