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Economía

La hipocresía de las marcas, el lavado rosa en la comunidad LGBT+

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Foto: Agencias

Desde el núcleo del capitalismo donde todo es dinero, llega junio y con él, múltiples marcas asumiéndose como aliadas comercializando con productos los derechos y deseos de las identidades que transitan en la periferia social. El pinkwashing o lavado rosa son estrategias de mercadotecnia que tienen fines estratégicos, usados por empresas, gobiernos y otras instituciones (iglesias, escuelas, universidades, hospitales, etc.) con el objetivo comercial o político de “venderse” como espacios amigables e inclusivos para personas LGBTIQ+ o de la disidencia sexual.

Este término se estableció en la década de los 90, cuando la organización Breast Cancer Action, en los Estados Unidos, lo usó para criticar la hipocresía de empresas que se pintaban la cara de rosa para apoyar la lucha contra el cáncer de mama, tener políticas o estrategias reales al interior de sus corporaciones que atendieran la problemática real.

En años recientes diversas marcas han hecho una tradición de lanzar campañas publicitarias durante el mes de junio, en donde abanderan la lucha con el propósito de vender artículos a un nicho, dejando de lado el verdadero objetivo por el que se conmemora el mes de junio.

En consecuencia las marcas con discursos vacíos dejan desprotegida a la comunidad que dicen defender, por la falta de estrategias que permitan que sus empleados o consumidores tengan una buena calidad de vida.

Dentro de las compañías que de manera reciente han realizado esta clase de estrategia esta Vogue México y Latinoamérica, el cual se dice ser un espacio abierto a la inclusión, en donde exponen el talento latinoamericano y que al cambiar su imagen en redes sociales quieren dar la impresión de abanderar la causa, sin embargo, la directora de la revista Karla Martinez de Salas, numerosas veces ha dejado en claro su agenda, replicando en espacios públicos comentarios transfóbicos, que distan mucho de la imagen que buscan crear.

Del otro lado de la frontera, el lanzamiento de mercancía de Target en colaboración con miembros de la diversidad, tuvo que ser retirada por el aumento en las confrontaciones entre clientes conservadores y empleados. De acuerdo al activista Erik Carnell esto arroja el mensaje de que a la compañía busca sacar provecho mercantilizando la lucha, pero no se les apoya cuando surgen grandes desafíos ni en la búsqueda de crear espacios seguros, afectando el bienestar y la seguridad psicológica de la disidencia dentro de los establecimientos.

A pesar de los numerosos esfuerzos que hacen las compañías en parecer progresistas y tolerantes, en México han ocurrido 649 asesinatos, entre el 2008 y septiembre de 2022, de acuerdo con el Observatorio de Personas Trans Asesinadas, de la organización no gubernamental Transgender Europe.

Mientras que las empresas favorezcan las campañas publicitarias y no la búsqueda de espacios seguros para sus colaboradores y clientes, lavando su imagen al publicar la bandera de la inclusión, pero sin impulsar medidas favorables de transformación social, ni garantizar derechos ni acceso a recursos para el bienestar de estas poblaciones, el activismo seguirá siendo performativo dejando desprotegidos a una comunidad que también importa.

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