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Entretenimiento y cultura

El fallo positivo en México, una odisea para la prevención

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Foto: Getty Images

Al hablar de la diversidad y la lucha por los derechos de las personas LGBT+, es también no ignorar su historia junto a todas las problemáticas que les atraviesan. Entre las múltiples aristas que se tienen como seres vivos esta la salud, que no es solo un tema de derechos, es un tema humano y cuando a principios de los 80, a la diversidad le atacó una pandemia, al sistema le fue más útil alienarles, por ello llegó un estigma que hasta la fecha se no se ha podido erradicar.

El VIH – Sida llegó para cobrar millones de vidas de la diversidad, como consecuencia de la discriminación de muchas instituciones de salud y de la sociedad. El capítulo de esta enfermedad es tanto triste como impotente, pero es también una historia de solidaridad y de unión dentro de la comunidad, en donde los colectivos de mujeres lesbianas se dedicaron a cuidar de los hombres gay y personas trans con el virus, ante la falta de atención médica, siendo la única esperanza para varios, además muchas de ellas se postularon para las pruebas médicas que ayudaron con las investigaciones clínicas. 

En el 2023 se cuenta una historia diferente, los avances en la atención de la epidemia y en el reconocimiento de los derechos humanos de las personas que viven con VIH, son esfuerzos de miles de activistas que no han dejado de pelear por la no discriminación y el acceso para la población a información actualizada.

En México aún es incierto comienzo de la historia, pero sin duda no se puede hablar de la visibilidad de la epidemia sin hablar de Mario Eduardo Rivas Montero, fundador y director del grupo musical Víctor Jara, quien perdería la vida mientras se sometía a diversos tratamientos contra el VIH, en una época donde se creía que cambiando o limpiando la sangre se podía vencer al virus.

En una entrevista, su novio, Juan Jacobo Hernández, comentó que apenas comenzaba a visibilizarse la lucha lgbt+ en México cuando llegó un momento de reconciliación interna que tienen todos los movimientos al llegar el SIDA, y con el diagnóstico positivo el certificado de defunción.

Gracias a los innumerables sacrificios de estas personas hoy se cuenta con el acceso universal a medicamentos antirretrovirales y a los servicios médicos gratuitos en algunas partes del país, sin embargo el PrEP y PEP, siguen siendo limitados.

El PrEP, por sus siglas en inglés, es un tratamiento preventivo de la transmisión del VIH, que protege a las poblaciones en mayor riesgo de adquirirla con un 99% de efectividad. Por otra parte, la profilaxis posexposición (PEP) se utiliza para reducir el riesgo de infección poco después de una posible exposición. 

En la Ciudad de México existen instituciones como la Clínica Condesa en donde se tiene la posibilidad de adquirir el tratamiento de manera gratuita, con personal especializado y actualizado en el manejo de estos medicamentos. De igual manera a partir de Diciembre de 2020, el IMSS implementó la primera etapa de su propio protocolo PrEP y desde el 2021 en teoría en todos los estados del país se puede tener acceso a esta importante herramienta preventiva.

Sin embargo, ante la llegada de Morena al poder en el 2018 y su justa por erradicar la corrupción en México, se comenzaron a recortar muchos presupuestos en el sector salud, con el pretexto de encontrar ‘’fugas de dinero’’, y controlando las compras de los fármacos, comenzando con el desabasto de medicamentos, incluyendo los antirretrovirales, mismos que se utilizan para controlar el virus y reducir la carga de este. A esto se suma la burocracia por la que el IMSS obliga a los pacientes a esperar más de 3 meses para poder acceder al medicamento, pagando con algo que justo las personas con esta enfermedad no pueden costearse, tiempo de espera.

De acuerdo con Censida en nueve entidades, ninguna persona recibió tratamiento PrEP en 2021 y 2022, mientras que en 15 menos de 50 tuvieron acceso a estos medicamentos; en otras cinco, únicamente de 50 a 100 personas. La cifra más alta se ha registrado solo en la CDMX, donde más de 5 mil 500 personas han sido usuarias de PrEP en esos dos años. 

El capítulo contemporáneo se sigue escribiendo, con la esperanza puesta en el futuro, y en una sociedad que se encuentra conectada, con sus fallos y aciertos, la mayor condena que podría tener la población VIH positiva es la ignorancia.

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