Claudia Sheinbaum tomó la decisión de cancelar un evento crucial para su campaña política el pasado sábado. El evento, originalmente programado para el 15 de octubre, fue suspendido debido a preocupaciones de seguridad. Las autoridades locales recibieron información sobre posibles amenazas, lo que llevó a Sheinbaum a priorizar la seguridad de los asistentes y participantes.
Las razones detrás de la cancelación se centran en garantizar un entorno pacífico y protegido, dado el clima político actual y las tensiones que rodean su candidatura. Sheinbaum, conocida por su enfoque pragmático, declaró que la seguridad de la ciudadanía es su principal prioridad y que no estaba dispuesta a arriesgar la integridad de quienes la respaldan.
Esta cancelación, sin embargo, podría tener un impacto significativo en su campaña. Los opositores podrían aprovechar la situación para cuestionar su capacidad de liderazgo y gestionar eventos masivos. Además, la postergación podría afectar la planificación estratégica de la campaña, ya que cada evento representa una oportunidad valiosa para conectarse con los votantes y difundir su mensaje.
En medio de la incertidumbre, Sheinbaum se comprometió a reprogramar el evento en una fecha futura, subrayando su determinación para continuar llegando a la población. La forma en que gestione esta situación podría influir significativamente en la percepción pública sobre su liderazgo y su capacidad para enfrentar desafíos inesperados.
Que se espera de una “líder” que no tiene la capacidad de contar con el personal capacitado para realizar un evento político, si así piensa gobernar, poniendo pretextos baratos y cancelando mítines cuando no logre completar las tortas estamos en serios problemas. Además en una campaña se debe atender a los que lleguen aun así no sean los esperados.
