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El BrujoTijuana, Baja California.- La problemática del tráfico en Tijuana dejo de ser por temporadas, se convirtió en una urgencia por implementar soluciones efectivas para mejorar la movilidad de los ciudadanos y turistas que a diario transitan en la ciudad. Se requiere de una inminente planificación de los entes responsables, federación, estado y municipio, en una estrategia coordinada para abordar este caótico escenario de tal manera que se promueva un tráfico más fluido y eficiente en la región.
Se ha podido constatar en un recorrido por distintas zonas de la ciudad, los puntos viales más comprometidos como lo es el puente de entrada a la ciudad conocido como “El Chaparral” el cual tiene 11 meses cerrado y sin señales de pronta apertura, lo que ha provocado largas filas de esperas y una infraestructura abrumada. La avenida Internacional, arteria vital se ha cerrado, los residentes de Playas ya no ven lo duro si no lo tupido, primero el deslave del Cañón del Matadero y ahora este cierre.
Si volteamos a vías alternas como el bulevard Rosas Magallón y Cuauhtémoc, las obras para el nuevo nodo en construcción añaden un obstáculo adicional, cerrando carriles de circulación en todos los sentidos. Estamos conscientes que son obras necesarias para el desarrollo de la ciudad, pero es indispensable tener coordinación, buen señalamiento y delimitar adecuadamente los carriles que aún están abiertos.
La entrada a Santa Fe se ha convertido en una pesadilla desde que se construyó la famosa glorieta, que solo ha servido para crear una congestión que afecta la fluidez en esa zona. Hace tiempo se realizó una encuesta ciudadana por parte de las autoridades donde la gente de sus alrededores propuso que fuera removida. De esto hace ocho meses, una solución viable y no tan costosa, ¿Qué esperan?.
En otra zona de la ciudad, la situación se agrava con la obra del nodo vial Alamar-Héctor Terán, cuellos de botella y prolongados tiempos de desplazamiento. Afectando a los que van de salida a Tecate o Mexicali, pero también a los que residentes de las colonias aledañadas como El Dorado o la zona de naves industriales de la Mesa de Otay.
La construcción de la garita Otay Dos ha generado filas interminables de camiones, extendiéndose a lo largo de kilómetros sin punto final. Los conductores se enfrentan a horas de espera para cruzar a los Estados Unidos, impactando negativamente en la eficiencia del comercio y la movilidad regional.
Tijuana necesita consolidarse no solo por el turismo médico, de negocios, gastronómico ó industrial sino por una ciudad con infraestructura adecuada que garantice la movilidad, seguridad para su desarrollo y sea un atractivo para los inversionistas, esperemos que pongan manos a la obra.
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