En el tablero político de Tijuana, la alcaldesa Monserrat Caballero ha movido su reina con astucia y visión. Hace días, el aire se cargó de especulaciones sobre su futuro político. La posibilidad de una reelección se cernía en el horizonte, no como un mero capricho del destino, sino como una jugada legalmente viable.
El Partido del Trabajo, que en el pasado fue viento en popa para su victoria, hoy navega en solitario, sin coalición con Morena. Este detalle no es menor, pues es el as bajo la manga que podría permitir a la alcaldesa continuar en la contienda.
“El que tiene más saliva, come más pinole”, dice el refrán popular, y en este juego de estrategia, la saliva es la sabiduría para hablar y actuar en el momento justo. Hoy, la alcaldesa ha mostrado un gesto que bien podría interpretarse como una bandera blanca de paz, al retirar la denuncia ante el Instituto Nacional Electoral, dirigida exclusivamente contra Jaime Bonilla y Marco Antonio Blásquez.
En este ajedrez político, las palabras sobran cuando las acciones hablan. Al buen entendedor, pocas palabras bastan, y la alcaldesa ha demostrado que, a veces, el silencio es el ruido más fuerte en la política.
