Descontento en el Instituto Estatal Electoral de Baja California: una trama de intriga política

En los pasillos del Instituto Estatal Electoral de Baja California (IEEBC), las sombras se alargan y los susurros se multiplican. Los consejeros, una vez respetados guardianes de la democracia, ahora enfrentan acusaciones que amenazan con desmoronar su reputación.

El PES, ese partido político que alguna vez prometió ser la voz de los ciudadanos, ahora se cierne como un buitre sobre los recursos destinados a la participación ciudadana. ¿Cómo llegamos a este punto? Permítanme tejer la historia.

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El antiguo delegado del PES, solía jactarse de haber colocado al presidente del Organismo Público Local Electoral (OPLE). Pero la verdad es más turbia que un río en la temporada de lluvias. El presidente del OPLE, fue becario en el extranjero, financiado por una poderosa bien conocida familia en el estado y particularmente en Tijuana. ¿Coincidencia? Difícilmente.

La familia también cosechó beneficios en el pasado. La designación de los comisionados del Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública (ITAIP) fue un juego de cuotas políticas. Este grupo tenía sus tentáculos en todas partes, y los asesores del presidente del OPLE no eran la excepción. Provenían del mismo grupo político, como si fueran piezas de un ajedrez maquiavélico.

Pero la trama se complica aún más. En el año 2021, el IEEBC le negó el registro al teniente Leyzaola, un hombre que desafiaba las reglas establecidas. Sin embargo, cuando modificaron la planilla, violaron el principio de alternancia, a pesar de que la planilla de munícipes estaba encabezada por una mujer (la hija del teniente Leyzaola), un barón mantuvo su posición número uno. ¿Por qué? Las instrucciones de esta familia  resonaban en los pasillos, como un eco siniestro.

Y luego, en la ciudad de Mexicali, la trama se volvió aún más retorcida. Alteraron la planilla de regidores postulada por el PES. La otra hija del teniente Leyzaola fue relegada, y la oscuridad se cernió sobre los consejeros. Una denuncia penal los acecha, pero aún se aferran al fuero constitucional como náufragos a un bote a la deriva. Que por no atender las denuncias, los hizo caer en situación de imputados.

Así, el IEEBC se convirtió en un escenario de intrigas, donde los hilos invisibles de la política tejían una red mortal. Los ciudadanos observan, impotentes, mientras los consejeros enfrentan la justicia. ¿Quién ganará esta partida? Solo el tiempo lo dirá, pero la sombra de la familia se extiende como una maldición sobre la democracia.