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Internacional

Monjas se rebelan contra la Iglesia católica para seguir a un obispo excomulgado

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Burgos, España.- El panorama religioso en España se ha visto sacudido por un caso sin precedentes: un grupo de monjas clarisas ha decidido abandonar la Iglesia católica para unirse a una ‘’secta’’ liderada por un personaje controvertido. Este acontecimiento ha generado un intenso debate tanto dentro como fuera del país.

Las religiosas, pertenecientes a conventos en las localidades de Belorado y Orduña, han anunciado su adhesión a la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, que considera al último papa legítimo como Pío XII, fallecido en 1958. Este grupo considerado como una secta, fundada por Pablo de Rojas Sánchez-Franco, quien fue excomulgado en 2019.

El motivo detrás de esta decisión radica en conflictos por la venta de propiedades, más allá de una cuestión de fe. Las monjas clarisas desean vender un convento vacío para adquirir el monasterio de Orduña, propiedad de la propia Iglesia, pero la operación fue rechazada debido a sospechas sobre posibles compradores relacionados a dicha secta.

En 2020 en Burgos, firmaron en plena pandemia la adquisición del convento del municipio por una suma de 1,2 millones de euros y una cláusula en dicho acuerdo para realizar pagos de 75.000 euros cada seis meses, pero cuando llegó el primero de ellos, dos años más tarde, no se pudo proceder por la falta del beneplácito del Vaticano para que vendieran el convento. Este desacuerdo llevó el caso a los tribunales, donde las monjas reclamaron una compensación económica. 

La madre abadesa de las clarisas, sor Isabel de la Trinidad, ha emitido un comunicado en el que acusa a la Iglesia de persecución y maniobras para despojar a comunidades tradicionales de sus bienes. Además, en una declaración adicional, las religiosas reniegan de todos los papas posteriores a Pío XII, incluido el papa Francisco, denunciando una serie de acciones y actitudes de la Iglesia Conciliar que consideran contrarias a la fe.

El caso ha despertado un gran interés mediático y ha generado diversas reacciones en la opinión pública. Las monjas han sido objeto de críticas y especulaciones sobre sus motivaciones, especialmente en lo que respecta a intereses económicos en lugar de cuestiones de la religión. La situación se complica aún más con la adhesión de las monjas a la Pía Unión, lo que ha suscitado preocupaciones sobre el impacto de esta decisión en la comunidad religiosa.

El arzobispado de Burgos ha iniciado una investigación sobre el caso, aunque las autoridades religiosas trabajan para evitar un cisma formal y han mostrado disposición para el diálogo, la incertidumbre y la controversia persisten en torno a este inusual conflicto religioso.

En medio de este escenario, las monjas clarisas han pasado de ser reconocidas por sus deliciosos dulces de chocolate, incluso presentes en festivales gastronómicos y restaurantes con estrellas Michelin, a protagonizar un inesperado enfrentamiento religioso que ha captado la atención de la sociedad y ha dejado a muchos perplejos ante su inédita decisión de abandonar la Iglesia católica.

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