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OpinologaBrasil.- El pasado viernes, la ciudad de Vinhedo, en el estado de São Paulo, Brasil, fue escenario de una tragedia aérea que ha conmocionado a todo el país. Un avión de la aerolínea Voepass Linhas Aéreas, que cubría la ruta desde Cascavel hacia São Paulo, se estrelló en una zona residencial, dejando un saldo devastador de 62 muertos, entre ellos 58 pasajeros y cuatro tripulantes. No hubo sobrevivientes en este que ya se considera el accidente aéreo más mortífero en Brasil desde 2007.
Los vecinos de la localidad de Vinhedo, situada a unos 80 kilómetros de São Paulo, fueron testigos directos del accidente. Letícia Oliveira do Nascimento, una estudiante de 25 años, fue una de las primeras en narrar lo ocurrido. Desde su casa, Oliveira vio cómo el avión, que describió como “un trozo de papel”, perdía el control antes de estrellarse. “Estaba muy cerca del barrio donde vivo. En cuanto se estrelló, solo había humo y silencio”, relató con evidente conmoción.
Otro testigo, Edival Monteiro de Souza, de 67 años, también observó el descenso del avión. Monteiro cree que el piloto hizo un esfuerzo consciente por evitar un desastre aún mayor al maniobrar para esquivar fábricas y áreas densamente pobladas. “Lo vi pasar por encima de mi casa. Hizo una primera pirueta y, en la segunda, bajó en línea recta y se estrelló en lo alto de la colina”, recordó.
Estos testimonios, subrayan el impacto emocional que la tragedia ha tenido en los residentes de la zona. Las imágenes capturadas por vecinos y difundidas en redes sociales muestran al avión cayendo en picada y girando en el aire, seguido de una explosión y una espesa columna de humo negro.
El operativo de rescate, coordinado por el Cuerpo de Bomberos de São Paulo, concluyó casi 30 horas después del accidente, con la recuperación de los 62 cuerpos de las víctimas. Según la vocera del Cuerpo de Bomberos, teniente Olivia Perroni, el trabajo se llevó a cabo con la colaboración de diversas entidades, y destacó la complejidad de las labores debido al estado en que quedaron los restos de la aeronave.
El rescate de los cuerpos, en particular los que se encontraban en la parte trasera del avión, presentó mayores dificultades debido a que esta sección fue la más afectada por el impacto y el incendio posterior. La identificación de las víctimas está en curso, utilizando técnicas de dactiloscopia y, en casos más complejos, comparaciones genéticas.
Las causas del accidente aún no han sido determinadas con certeza, y las investigaciones están en una etapa inicial. Sin embargo, las primeras hipótesis apuntan a problemas con la formación de hielo en las alas del avión como posible causa del siniestro. Celso Faria de Souza, experto en accidentes aeronáuticos y director de la Asociación Brasileña de Seguridad de Vuelo (Abravoo), sugirió que el sistema de deshielo del avión podría haber fallado, lo que habría provocado la pérdida de sustentación y la caída del aparato en un giro plano, una maniobra similar a las acrobáticas.
Por otro lado, también se baraja la posibilidad de un desequilibrio en la carga del avión, aunque esta hipótesis es menos probable según los expertos. Las cajas negras de la aeronave, que contienen grabaciones de voz y datos de vuelo, han sido recuperadas y están siendo analizadas por el Centro de Investigación y Prevención de Accidentes Aeronáuticos (Cenipa).
El brigadier Marcelo Moreno, jefe de Cenipa, calificó el accidente como “complejo” y “catastrófico”, y señaló que cualquier conclusión en este momento sería prematura. Los pilotos no informaron de ninguna emergencia o condiciones meteorológicas adversas antes del accidente, lo que añade un mayor nivel de incertidumbre a las investigaciones.
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