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OpinologaCiudad de México.- El asesinato de los hermanos Martín y Leobardo García Corrales, presuntos operadores del líder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, ha generado una ola de incertidumbre en la región. Los cuerpos de ambos hombres fueron encontrados torturados en un camino rural del municipio de Elota, Sinaloa, junto a un tercer cadáver, lo que ha elevado las tensiones en un estado que ha sido históricamente afectado por la violencia relacionada con el narcotráfico.
Este acto de violencia ocurre semanas después de la captura de Zambada, uno de los principales líderes del Cártel del Pacífico, lo que ha avivado temores de una posible escalada en las confrontaciones entre facciones delictivas en la región. En respuesta, el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su conferencia mañanera del 19 de agosto, hizo un llamado a la paz y expresó su deseo de que estos crímenes no alteren la estabilidad en Sinaloa. López Obrador destacó que la Fiscalía General de la República (FGR) ya está investigando los asesinatos, y subrayó la importancia de mantener la calma en un estado que, hasta este punto, había experimentado una relativa estabilidad en comparación con otras entidades afectadas por la violencia, como Guanajuato, Chiapas y Zacatecas.
El presidente enfatizó que, aunque Sinaloa ha registrado homicidios, no se había observado una confrontación abierta entre grupos criminales desde la detención de Zambada y Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el pasado 25 de julio. López Obrador expresó su preocupación por que la situación se agrave y reiteró la importancia de pensar en la paz y el bienestar del pueblo de Sinaloa.
Por otro lado, el asesinato de los García Corrales ha revelado la complejidad y el alcance de las operaciones del Cártel de Sinaloa. Los hermanos eran señalados por las autoridades estadounidenses como importantes traficantes de fentanilo, una droga que ha causado una crisis de salud pública en Estados Unidos. Según documentos de la Fiscalía de EE.UU., los García Corrales participaron en múltiples reuniones con socios de su red criminal, donde discutieron la producción y tráfico de fentanilo, así como la adquisición de armas automáticas y otros pertrechos bélicos.
El asesinato de los García Corrales podría estar relacionado con la captura de Zambada y Joaquín Guzmán López en Texas, evento que habría desencadenado una serie de acciones dentro del cártel. Según versiones no oficiales, Guzmán López habría tendido una trampa a Zambada para facilitar su captura por las autoridades estadounidenses, lo que podría haber generado tensiones internas y una reconfiguración en la estructura de poder del cártel.
El impacto de estos asesinatos no solo pone en riesgo la paz en Sinaloa, sino que también abre interrogantes sobre el futuro del Cártel de Sinaloa, una organización que, desde la caída de “El Chapo” Guzmán en 2016, ha enfrentado conflictos internos por el control de sus operaciones. La ausencia de figuras veteranas como Zambada y la fragmentación de las facciones que componen el cártel sugieren un futuro incierto para esta organización criminal, que ha sido considerada una de las más poderosas y cohesivas del país.
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