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Opinologa
Ciudad de México.- La violencia en Sinaloa, desencadenada por las disputas entre facciones del Cártel de Sinaloa, ha provocado una escalada de tensiones que ha dejado al menos 32 muertos y ha puesto al estado en una situación de extrema incertidumbre. Ante este panorama, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, ha respaldado la estrategia de no confrontación directa promovida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, argumentando que una intervención armada podría desatar una guerra de mayores proporciones.
Desde el 9 de septiembre, cuando se intensificaron los enfrentamientos entre los grupos conocidos como “Los Mayos” y “Los Chapitos”, Sinaloa ha experimentado una serie de bloqueos, tiroteos y una parálisis general en varios de sus municipios, incluidos Culiacán, su capital. Este conflicto interno dentro del cártel ha puesto en vilo a más de un millón de habitantes, quienes han visto cómo la violencia interrumpe la vida diaria, forzando la cancelación de eventos importantes como el Grito de Independencia y el cierre de escuelas.
El enfoque del gobierno, según explicó Sheinbaum, se ha centrado en proteger a la ciudadanía evitando mayores confrontaciones. En sus declaraciones a la prensa, la presidenta electa subrayó que entrar a Sinaloa con poder de fuego solo agravaría la situación, generando más violencia y pérdidas humanas, incluidos civiles inocentes.
“Lo que queremos es paz y tranquilidad en Sinaloa”, afirmó Sheinbaum, destacando que la estrategia del Estado debe basarse en la prevención, la inteligencia y la atención a las causas estructurales que fomentan la violencia, como la falta de oportunidades para los jóvenes.
Esta postura ha sido criticada por diversos sectores, quienes argumentan que la política de “Abrazos, no balazos” promovida por López Obrador no ha logrado disminuir la violencia ni enfrentar de manera efectiva a los cárteles. Sin embargo, Sheinbaum defendió la estrategia señalando que confrontaciones armadas como las promovidas por el expresidente Felipe Calderón solo condujeron a más violencia y “víctimas colaterales”. Comparó ambas políticas de seguridad, mencionando que mientras Calderón advertía sobre los posibles daños civiles, el actual gobierno prioriza la protección de la población.
El presidente López Obrador, por su parte, reafirmó que la prioridad del gobierno es evitar que los enfrentamientos entre grupos criminales cobren más vidas, y aseguró que el despliegue de 2,200 elementos federales, apoyados por equipo especializado, busca garantizar la protección de la ciudadanía. El mandatario reconoció la complejidad de la situación, indicando que la duración del conflicto es incierta, pero se mantendrá la presencia federal en la región el tiempo que sea necesario.
En cuanto a la perspectiva militar, el general Luis Cresencio Sandoval, secretario de la Defensa Nacional, también reconoció la dificultad de prever cuánto tiempo más durarán los enfrentamientos. En conferencia de prensa, señaló que desde la detención de Ismael “El Mayo” Zambada en julio, el gobierno había implementado medidas de prevención e inteligencia para evitar el estallido de violencia, pero finalmente el conflicto entre los distintos grupos del Cártel de Sinaloa se desató.
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