El primer día de Trump como presidente, se anunciaron varias medidas en contra de la migración ilegal, las cuales fueron rápidamente respaldadas por Texas.
Como parte de estos esfuerzos para prevenir la entrada de migrantes, el estado de Texas inició la colocación de boyas antiinmigrantes en el río Grande, una de las principales rutas de cruce ilegal entre México y Estados Unidos.
A través de su cuenta en X, el gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó la instalación de estas boyas como parte de un conjunto de medidas de seguridad en la frontera.
Estas boyas, que flotan sobre el agua, fueron ubicadas a lo largo del río Bravo, en un área de alta tensión migratoria, con el objetivo de dificultar el cruce de migrantes y disuadir los intentos de ingreso irregular al país.
La acción fue recibida con controversia, tanto a nivel nacional como internacional, debido a las implicaciones humanitarias y legales que podría generar.
Sin embargo, Texas ha mantenido su posición de fortalecer la seguridad en la frontera, alineándose con la política de mano dura contra la inmigración ilegal promovida por el entonces presidente Trump.