Un grupo de 97 migrantes deportados por Estados Unidos a Panamá fue trasladado este miércoles a una estación temporal en la provincia selvática de Darién, en la frontera con Colombia, mientras se resuelve su repatriación o su traslado a un tercer país dispuesto a recibirlos.
Este traslado resulta relevante, ya que el Darién ha sido el epicentro de un flujo masivo de migrantes desde Sudamérica hacia el norte del continente, aunque el tránsito por esta ruta disminuyó considerablemente el año pasado y en lo que va de 2025, especialmente tras la llegada al poder de Donald Trump en Estados Unidos.
El Ministerio de Seguridad panameño informó que los deportados fueron enviados a la estación de San Vicente, como parte de un grupo de casi 300 migrantes que llegaron al país desde el jueves en tres vuelos. Además, se detalló que otros ocho migrantes serían trasladados a esa estación en la noche, mientras que 13 ya habían sido retornados voluntariamente. Otros 181 migrantes continúan retenidos en un hotel en la capital panameña.
Este operativo forma parte de un acuerdo ampliado entre Panamá y Estados Unidos, que establece que Panamá servirá como “puente” para los deportados antes de su repatriación.
San Vicente ha sido utilizado previamente para recibir temporalmente a migrantes que atraviesan la peligrosa selva del Darién, y está ubicado cerca de una pista aérea de las fuerzas de seguridad de Panamá.
El martes, el ministro de Seguridad, Frank Abrego, señaló que 171 de los migrantes deportados, provenientes de 10 nacionalidades, principalmente asiáticos, habían optado por regresar voluntariamente a sus países, mientras que las gestiones para su aceptación por terceros países estaban a cargo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la agencia de la ONU para refugiados (ACNUR).
Los migrantes trasladados al Darién son aquellos que no quisieron regresar a sus países por temor a perder la vida. En el Darién también se encuentra el centro de recepción temporal Lajas Blancas, donde siguen llegando migrantes, incluidos venezolanos y personas de lugares tan lejanos como Irán.
Las autoridades panameñas han enfrentado críticas por mantener a los deportados en un hotel bajo custodia policial y sin poder salir. Esta mañana, una mujer deportada de origen chino logró evadir la seguridad del hotel y escapar, pero fue recapturada más tarde cerca de un centro de atención a migrantes en la frontera con Costa Rica, donde, según las autoridades, traficantes de personas la habían abandonado. La mujer fue trasladada a la capital para continuar con su proceso de repatriación.
Algunos migrantes han mostrado pancartas pidiendo ayuda, alegando que no están a salvo en sus países de origen. Este miércoles, varios migrantes volvieron a asomarse a las ventanas del hotel y realizaron señales a los periodistas.