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México

¿Y la gira, apá?

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Foto: Opinia

Esta semana, la incertidumbre volvió a ser la protagonista en Sinaloa. Durante la mañanera del pueblo —sí, esa donde se informa más que en todo el aparato de comunicación del Gobierno del Estado—, la presidenta la Dra. Claudia Sheinbaum anunció su próxima gira de trabajo… y entre los estados a visitar, oh sorpresa, figuraba Sinaloa. Pero no, no dijo a dónde, ni con quién, ni para qué. Detalles menores, al parecer.

Hasta ahí todo normal —al menos en el país de la informalidad—, pero lo interesante vino después. Cuestionado sobre la visita, el gobernador Rubén Rocha Moya respondió con esa convicción que lo caracteriza: “No hay agenda”. Traducción: “Me estoy enterando por ustedes, porque ni las mañaneras veo” y claro, ¿para qué coordinarse con la presidenta si se puede improvisar, como con todo lo demás?

Durante la semana, los rumores corrieron más rápido que una patrulla sin gasolina: que llegaba a Ahome, que se iba a Guasave, que siempre no, que mejor El Rosario y luego Mazatlán. A estas alturas, parecía más un tour de misterio que una gira presidencial. Pero el gran desenlace llegó hoy viernes: no habrá visita. Claudia no viene y eso, más que una omisión, parece una declaración.

Porque no nos hagamos, esto dice mucho. De hecho, lo dice todo. Rocha Moya era el último gobernador morenista pendiente en la gira de cierre nacional. ¿Qué cambió? Tal vez no quiere arriesgarse a tomarse la foto con quien parece ya tener un pie fuera del círculo de confianza.

¿Será por los niveles de violencia que nadie puede tapar ni con mil conferencias? ¿Por ese estilo de gobierno caprichoso y autoritario que ya dejó de gobernar para todos y se ha dedicado a usar el poder como garrote político? Porque sí: Rocha ha hecho de la revancha su agenda principal, persiguiendo a quienes se atreven a no alinearse, desaforando alcaldes como si fuera deporte estatal y demostrando que el “gobierno del pueblo” solo aplica si ese pueblo le aplaude.

¿O será por los señalamientos cada vez más serios desde el extranjero? ¿O por lo último: el descontrol absoluto en el penal de Aguaruto, donde se confirmó que tenemos más infraestructura del crimen que de rehabilitación?

Sinaloa está a la deriva, y mientras tanto, nuestro gobernador sigue sin enterarse. O peor aún, se entera y no hace nada.

Así que, si queríamos una señal de cómo estamos, ya la tenemos: cuando hasta la presidenta prefiere cancelar, es porque ni ella quiere ser parte de este naufragio.

Y como dijo aquel sabio de la banqueta: “Para escuchar malas noticias, mejor prendo el noticiero… y me ahorro el coraje”.

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