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RedacciónCuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en la tragicomedia de la política mexicana, llegan Marina del Pilar Ávila Olmeda y Rubén Rocha Moya a recordarnos que siempre se puede caer un poco más… o, en su caso, mantenerse estancados en el fondo.
Según la más reciente entrega del “RANKING DE APROBACIÓN DE LOS EJECUTIVOS LOCALES” elaborado por México Elige, ambos mandatarios decidieron (una vez más) pelearse por el sótano de la vergüenza nacional. La gobernadora de Baja California, Marina del Pilar Ávila Olmeda, logró una hazaña casi artística: perder 14 posiciones y aterrizar en un espectacular último lugar, posición #32, como si fuera el trofeo al deshonor (ya ven que ella le gustan los récords). Mientras tanto, Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, se consoló ganando una posición (¡bravo!), colocándose con orgullo en el penúltimo lugar, posición #31.
Sí, leyeron bien. Estos dos personajes no lideran el desarrollo, la seguridad o el bienestar… lideran el rechazo ciudadano, se han vuelto los Messi y Cristiano del desencanto popular, disputándose cada mes quién cae más bajo en la percepción de sus gobernados. Una dupla de oro, pero para la desesperanza y no es la primera vez que comparten esta emocionante carrera al fondo ya lo habían hecho antes, según el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITAEE) del cuarto trimestre de 2024, donde también destacaron… por el pésimo desempeño de sus entidades en actividades primarias, es decir, ni el campo ni el mar los salvan.
Pero lo de Marina del Pilar ya raya en lo tragicómico, la gobernadora parece más preocupada por su futuro personal (y su libertad física) que por gobernar, se rumorea que, en su afán por evitar la cárcel al finalizar su gestión, está dispuesta a sentarse a negociar incluso con quienes les ha declarado la guerra política, mediática y jurídica. ¿Principios? ¿Coherencia? Eso es para otros, ella busca fuero como quien busca sombrilla en medio del huracán.
Mientras tanto, en su tierra, el descontento se hace carne, manifestaciones multitudinarias frente a sus propias oficinas, abucheos en conciertos, y hasta una simple mención de su nombre en actos académicos genera una mezcla de ira, burla y vergüenza ajena y eso que ella misma se esforzó y logró ser la sensación en redes sociales. ¿Influencia? Sí, ¿Popularidad? También, pero toda en negativo TikTok, Instagram, Twitter… todos hablan de ella, pero como un caso de estudio de lo que no se debe hacer en el poder.
Por si fuera poco, uno de los fantasmas que la persiguen es el del abuso de autoridad y la corrupción, su impulso a la designación de un candidato a magistrado que no cumple ni con los requisitos legales mínimos encendió la indignación del gremio de abogados, que exigen respeto por las instituciones. Aunque claro, respeto y legalidad no son valores que se lleven mucho por Palacio de Gobierno en Baja California últimamente.
En resumen, el país tiene 32 gobernadores, pero hay dos que hacen todo lo posible por destacarse… como los peores. Y eso, al menos, lo logran con constancia.
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