Tijuana .- A sus 25 años, la tijuanense Eunice Campos Luna ha dedicado más de la mitad de su vida al boxeo, un deporte que la acompañó desde que, de niña, veía peleas en televisión durante las comidas familiares. Su formación comenzó a los 11 años en el Jackie Nava Gym, donde desde entonces ha entrenado bajo la guía de Mario Mendoza, esposo de la histórica “Princesa Azteca”.
Eunice ha desarrollado un estilo técnico cercano al de su referente Jackie Nava, a quien considera una inspiración, junto con la campeona estadounidense Mikaela Mayer. Su meta es clara: convertirse en campeona mundial y alcanzar la unificación de títulos, un objetivo que exige preparación constante en un entorno donde las brechas de género siguen marcando el pulso del boxeo profesional.
La boxeadora encontró una nueva faceta cuando fue invitada a impartir clases en una iglesia de la colonia Buenos Aires Sur. Una vez por semana entrena a niñas y niños que llegan sin conocimientos previos, brindándoles no solo técnica básica, sino herramientas para fortalecer su autoestima, planear su futuro y alejarse de situaciones de riesgo. Su esfuerzo llena el vacío institucional que enfrentan muchas comunidades donde la falta de espacios seguros empuja a la niñez hacia escenarios vulnerables.
Eunice reconoce que el boxeo femenino sigue cargando estigmas y críticas, comentarios que —dice— solo refuerzan su determinación. Envía un mensaje directo a niñas y mujeres interesadas en el deporte: mantenerse mentalizadas, entrenar con disciplina y buscar apoyo familiar para no desistir. “Den todo por un sueño; la mejor recompensa viene después”, afirma.
De cara al próximo año, proyecta realizar al menos tres peleas en 2026, sin abandonar sus clases comunitarias ni sus estudios de Derecho en la UABC, una meta académica que avanza paralela a su carrera deportiva.
Con disciplina y una convicción firme, Eunice Campos Luna busca abrirse camino hacia los grandes escenarios del boxeo profesional, mientras impacta positivamente a su comunidad en un entorno donde la presencia del Estado es limitada y el deporte se vuelve un refugio necesario.
