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OpinologaTijuana, Baja California.- La Escuela Preparatoria Federal Lázaro Cárdenas (PFLC), históricamente reconocida como una de las mejores preparatorias de Baja California y del país, atraviesa una nueva etapa turbulenta bajo la administración del actual director, Carlos Abel Eslava Carrillo. A lo largo de los últimos años, la institución ha sido escenario de numerosos escándalos, que han marcado un contraste significativo con sus épocas de esplendor, dementando así su prestigio.
Desde que la dirección del plantel pasó a manos de Eslava Carrillo, la PFLC ha enfrentado diversas críticas. Las acusaciones incluyen abuso de poder, favoritismo hacia allegados, e intimidación hacia el personal docente, de acuerdo con personas cercanas a la cúpula de poder de la intitución. Además, se han registrado denuncias sobre la pérdida de varios millones de pesos destinados al beneficio de los alumnos, lo que ha profundizado la percepción de una administración deficiente y perjudicial.
Eslava Carrillo ha estado en el centro de una nueva controversia relacionada con la jefatura de los departamentos académicos. A pesar de que se realizó un concurso público para el puesto, el director ha mostrado un evidente interés en imponer a un candidato que, aunque es su amigo, no cuenta con la calificación necesaria para el cargo. De acuerdo con los estatutos el docente logró el segundo lugar en la lista de participantes, por lo que el nombramiento ha generado cuestionamientos sobre la transparencia y la justicia del proceso de selección, generando también inquietud.
La percepción general es que Eslava Carrillo podría estar intentando evitar que personas no afines a él ocupen posiciones de relevancia dentro de la institución, lo cual podría estar motivado por razones personales más que profesionales.
Estas críticas no solo se centran en su manejo autoritario de los recursos y procesos internos, sino también en su actitud hacia el servicio público. Se le acusa de tratar la PFLC como un patrimonio personal, conducta calificada como clasista y corrupta, dejando verse como una falta de respeto hacia los principios de equidad y transparencia que han regido al plantel.
Ante la situación el personal espera que los filtros para acceder a cargos de poder sean más rigurosos y que se garantice un compromiso con el bienestar de los estudiantes y el fortalecimiento de la educación pública, más allá de intereses personales.
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