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OpinologaEstados Unidos.- El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha presentado una acusación formal que señala a seis influencers conservadores vinculados a la empresa mediática Tenet Media por haber trabajado inadvertidamente para una operación de influencia rusa. Según las autoridades, la compañía recibió financiamiento de medios estatales rusos para promover contenido prorruso con el objetivo de influir en las elecciones de 2024. A pesar de que los influencers no han sido acusados de delitos, el caso destaca la creciente preocupación por el uso de figuras públicas en redes sociales para interferir en la política estadounidense.
Entre los influencers identificados se encuentran personalidades conocidas como Benny Johnson, Tim Pool, David Rubin, Matt Christiansen, Tayler Hansen y Lauren Southern. Estos creadores de contenido han ganado popularidad en la derecha política desde la presidencia de Donald Trump, acumulando millones de seguidores en plataformas como YouTube, X e Instagram. Johnson, por ejemplo, cuenta con más de 6.6 millones de seguidores y ha sido una figura prominente en el ámbito de las noticias virales.
La acusación detalla que la operación rusa, gestionada por empleados de medios estatales como RT, tenía como objetivo fomentar divisiones en la sociedad estadounidense y amplificar narrativas favorables al Kremlin, especialmente en temas como la guerra en Ucrania. David Rubin, quien produce el canal “The Rubin Report”, es mencionado como uno de los influencers que firmó un contrato con Tenet Media por una suma de $400,000 mensuales. Según la acusación, ninguno de los influencers estaba al tanto de que los fondos provenían de Rusia, y algunos, como Rubin, han declarado públicamente que fueron engañados.
Tim Pool, conocido por sus podcasts Tim Pool Daily Show y Timcast IRL, también respondió a las acusaciones en la red social X, afirmando que siempre tuvo “control editorial total” sobre su contenido y criticó duramente a Rusia. Del mismo modo, Benny Johnson se describió como una víctima del esquema, alegando que sus abogados negociaron un acuerdo estándar que posteriormente fue rescindido.
El Departamento de Justicia no ha acusado directamente a los influencers de cometer delitos, sino que apunta a los rusos Kostiantyn Kalashnikov y Elena Afanasyeva, quienes están prófugos y enfrentan cargos por lavado de dinero y violaciones a la Ley de Registro de Agentes Extranjeros. La investigación ha revelado que esta operación de influencia rusa forma parte de un esfuerzo continuo del Kremlin para interferir en las elecciones estadounidenses, similar a lo que ocurrió en 2016 y 2020.
Este caso resalta la creciente relevancia de los influencers en la política, especialmente en un contexto en el que los medios tradicionales han perdido terreno frente a las redes sociales. La falta de transparencia sobre quién financia a los creadores de contenido permite que estas operaciones pasen desapercibidas, lo que subraya la necesidad de una mayor regulación en torno al financiamiento de medios digitales y la divulgación de información.
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