Internacional.- Las negociaciones climáticas que se llevan a cabo en Bakú, Azerbaiyán, enfrentaron una posible ruptura este sábado, según informaron medios internacionales. Representantes de países insulares y de naciones menos desarrolladas abandonaron la sala de discusiones en señal de protesta, mientras uno de los delegados anunció que el acuerdo propuesto sería rechazado. La ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, explicó a la prensa que la retirada se debió a la percepción de que sus demandas no estaban siendo consideradas de manera seria.
De acuerdo con fuentes de la delegación de la Unión Europea citadas por medios internacionales, las negociaciones, que deberían haber concluido el viernes, seguirán a pesar del clima tenso. Actualmente, varias versiones del texto del acuerdo circulan entre los equipos negociadores. Sin embargo, los países menos favorecidos insisten en que los compromisos de las naciones desarrolladas deben ser más ambiciosos, tanto en financiamiento como en medidas concretas para mitigar el impacto del cambio climático y adaptarse a sus desafíos.
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La resistencia a cerrar la cumbre sin un acuerdo es evidente entre los países de América Latina y el Caribe, que intentan mediar en las discusiones. Según reportaron medios internacionales, el enviado especial del clima de Panamá, Juan Carlos Monterrey, advirtió que no se debe repetir el fracaso de la cumbre de Copenhague en 2009, en la que no se alcanzaron acuerdos significativos. Monterrey señaló que el principal desacuerdo radica en el monto de financiamiento que los países desarrollados deben aportar. Mientras estas naciones proponen 300 mil millones de dólares anuales para 2035, los países en desarrollo demandan 500 mil millones anuales, pero para 2030.
La propuesta de la presidencia de la COP29 es aún más modesta: 250 mil millones de dólares anuales hasta 2035. Según los reportes, este financiamiento tiene como objetivo apoyar a los países menos pudientes en su lucha contra el cambio climático, un fenómeno al que contribuyen mínimamente pero del cual son las principales víctimas. La falta de consenso refleja la complejidad de las negociaciones y la dificultad de equilibrar las responsabilidades históricas con las necesidades actuales.
