En las últimas semanas, México ha experimentado un notable incremento en los casos de COVID-19 debido a la propagación de las variantes KP.2 y KP.3 del virus SARS-CoV-2. Estas variantes, pertenecientes a la familia ómicron y caracterizadas por su alta contagiosidad, ya habían causado numerosos contagios en Estados Unidos antes de llegar a México.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos detectaron las variantes KP.2 y KP.3 hace algunos meses. En México, la plataforma GISAID (Global Initiative on Sharing All Influenza Data) ha confirmado la presencia de estas variantes, lo que ha llevado a un aumento en los casos de COVID-19. El primer caso de la variante KP.3 en México se detectó en un hombre de 50 años procedente de Estados Unidos, quien presentó síntomas como fiebre, tos, dificultad para respirar, afecciones gastrointestinales y cansancio al llegar a la Ciudad de México. Los ocho casos de la variante KP.2 incluyen a dos mujeres con antecedentes de viaje a Estados Unidos y síntomas similares al llegar a la capital del país.
Las variantes KP.2 y KP.3 han mostrado ser altamente contagiosas y presentan una variedad de síntomas que son muy parecidos a los de la variante ómicron. Los síntomas más comunes incluyen dolor de cabeza, dolor muscular, dolor de garganta, fiebre, síntomas gastrointestinales, congestión nasal, fatiga, dolor en las articulaciones, dificultad para respirar, cansancio y baja oxigenación. La variante KP.3, en particular, podría ser más contagiosa que la variante Delta y se espera que supere a la variante KP.2 en términos de casos positivos para mediados de agosto de 2024.
A pesar del aumento de casos, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México (Sedesa) ha descartado una alarma por hospitalizaciones a causa del COVID-19, declarando que se mantiene una vigilancia epidemiológica y exhortando a la población a no bajar la guardia. Sin embargo, el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de Enfermedad Respiratoria (Sisver) ha registrado un aumento alarmante en los casos positivos de COVID-19 en México, pasando de 175 a 429 contagios en la última semana. Por ello, es crucial que las personas que presenten síntomas o den positivo a una prueba de COVID-19 se resguarden durante 7 días o hasta cumplir 48 horas sin síntomas para evitar la propagación del virus.
La Secretaría de Salud federal ha aclarado que, aunque no hay alarma debido a que los casos no presentan síntomas graves, es importante que la población mantenga las medidas preventivas. Entre estas medidas se incluyen el uso de cubrebocas, la higiene frecuente de manos y el distanciamiento social. Estas estrategias siguen siendo efectivas para reducir la transmisión del virus, especialmente en espacios interiores.
Los especialistas de los CDC anticipan que la variante KP.3 podría superar a la variante KP.2 en términos de contagios para mediados de agosto de 2024. Esta situación resalta la necesidad de continuar con la vacunación y la actualización de las vacunas contra las nuevas variantes del virus. Según Alejandro Macías, infectólogo y ex comisionado nacional para el control de la influenza, es fundamental mantener la vigilancia epidemiológica y la prevención, recalcando la importancia del uso de cubrebocas en interiores y la vacunación para enfrentar la situación.
