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OpinologaParís, Francia.- La reciente competencia de triatlón en el Río Sena ha generado controversia y preocupación tras la infección de la triatleta belga Claire Michel con la bacteria Escherichia coli (E.coli). Este incidente no solo afectó su salud y participación en la competencia de relevo, sino que también puso en tela de juicio la calidad del agua del río y la preparación de los organizadores de los Juegos Olímpicos.
Claire Michel, quien participó en la prueba femenina de triatlón, contrajo la infección poco después de la competencia, lo que la obligó a retirarse de la competencia de relevo. El Comité Olímpico de Bélgica, en un comunicado, expresó que debido a la enfermedad de Michel, el equipo mixto no participaría en la prueba. La situación se tornó más crítica cuando se supo que otro atleta, Adrien Brifford de Suiza, también se enfermó tras nadar en el Sena, confirmando la presencia de problemas de contaminación en el agua.
Las sesiones de entrenamiento de los días previos a la competición se cancelaron después de que las pruebas consideraran que el agua no era segura para los atletas, pero los organizadores afirmaron que las nuevas pruebas realizadas el día del triatlón confirmaron que la prueba seguiría adelante según lo previsto.
La ministra de deportes de Francia, Amélie Oudéa-Castéra, defendió la calidad del agua, asegurando que los niveles de bacterias eran buenos desde el día de la competencia y que la infección de Michel no necesariamente estaba relacionada con el Sena. Afirmó que la calidad del agua ha sido “particularmente buena” desde entonces y que ella misma se había bañado en el río para demostrar su confianza en su estado.
Por su parte, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, destacó los esfuerzos de la ciudad para limpiar el río, mencionando que se habían invertido 1,400 millones de euros en un plan de saneamiento desde 2016. Hidalgo subrayó que, sin esta infraestructura, la competencia no habría sido posible debido a las tormentas recientes que aumentaron la contaminación del agua.
El Comité Olímpico Belga espera que se tomen lecciones de este incidente para futuras competiciones, no solo en términos de calidad del agua sino también en la planificación y gestión de los eventos.
Desde 2016, el gobierno francés ha invertido aproximadamente 1,400 millones de euros en un ambicioso plan para limpiar el Sena y hacerlo apto para competencias deportivas y recreación pública. Este plan fue parte de un esfuerzo más amplio para revitalizar el río antes de los Juegos Olímpicos de París 2024. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y la ministra de deportes de Francia, Amélie Oudéa-Castéra, han defendido repetidamente la calidad del agua, asegurando que las medidas tomadas han mejorado significativamente las condiciones del Sena.
El Río Sena ha estado contaminado durante décadas debido a la descarga de aguas residuales sin tratar, la escorrentía agrícola y las lluvias intensas que arrastran contaminantes urbanos al río. Históricamente, el Sena ha tenido altos niveles de bacterias, incluyendo E.coli, que pueden causar graves problemas de salud. Antes de los Juegos Olímpicos, nadar en el Sena estaba prohibido debido a estos riesgos.
En las semanas previas a los Juegos, las pruebas oficiales mostraron que los niveles de E.coli en el puente Alexandre III eran inaceptablemente altos durante la mayor parte de junio y julio. Estas condiciones hicieron que el agua fuera insegura para nadar, lo que generó preocupaciones sobre la capacidad de las autoridades para garantizar un ambiente seguro para los atletas.
A pesar de las inversiones masivas y los esfuerzos de limpieza, la reciente enfermedad de los atletas ha generado críticas y dudas sobre la efectividad de las medidas implementadas. Miriam Casillas, triatleta española, cuestionó la decisión de realizar la competencia en el Sena, argumentando que la salud de los atletas debería haber sido la prioridad. Tyler Mislawchuk, triatleta canadiense, también reportó malestares estomacales tras la prueba, aunque atribuyó sus síntomas al calor y las condiciones de la carrera.
Las fuertes lluvias durante el fin de semana de inauguración de los Juegos Olímpicos reavivaron las preocupaciones sobre la calidad del agua del Sena. Estas precipitaciones aumentaron los niveles de bacterias en el agua, lo que llevó a la cancelación de las sesiones de entrenamiento y al aplazamiento de la prueba masculina de triatlón. A pesar de las pruebas adicionales realizadas por los organizadores, que confirmaron que la competencia podría continuar, los incidentes de salud posteriores sugieren que los riesgos no fueron completamente mitigados.