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OpinologaMéxico.- El 5 de agosto de 2024, el peso mexicano cotiza en 19.69 unidades por dólar, después de haber superado el umbral de los 20 pesos en operaciones internacionales. Este cambio representa una depreciación significativa, alrededor de un 5.20% frente al dólar estadounidense, que llegó a venderse a 20.1592 pesos respecto al cierre del viernes anterior cuando se ubicó en 19.1624 unidades, según datos de Bloomberg y el Banco de México (Banxico).
Uno de los factores más determinantes en la depreciación del peso es la posibilidad de una recesión en la economía de Estados Unidos. La creación de empleo en Estados Unidos en el último mes fue de 114,000 empleos, una cifra inferior a la esperada y la más baja desde octubre de 2021, acompañada de un aumento en la tasa de desempleo al 4.3%.
Estos datos han incrementado los temores de una desaceleración económica significativa. La relación económica estrecha entre México y Estados Unidos implica que cualquier signo de recesión en el vecino del norte puede tener un impacto directo y negativo en la economía mexicana y su moneda.
La aversión al riesgo es otro factor que ha influido en la caída del peso. Los inversionistas tienden a alejarse de los activos considerados riesgosos en momentos de incertidumbre global, y el peso mexicano, considerado una moneda emergente, se ve afectado negativamente en este contexto. Las recientes elecciones presidenciales en México, que resultaron en la victoria de Claudia Sheinbaum y un fortalecimiento de la mayoría calificada de Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados, han generado incertidumbre política y económica, aumentando la percepción de riesgo entre los inversores.
El Banco de Japón ha tomado medidas para subir las tasas de interés, un movimiento que ha sorprendido a los mercados financieros. Este incremento en las tasas de interés japonesas ha tenido repercusiones globales, incluyendo la depreciación del peso mexicano.
La estrategia de “carry trade”, en la que los inversionistas toman prestado en monedas con tasas de interés bajas (como el yen) para invertir en activos de mayor rendimiento, ha sido afectada. Con el alza de tasas en Japón, la rentabilidad de mantener posiciones en activos de mayor riesgo, como el peso mexicano, disminuye, provocando ventas masivas de estos activos y contribuyendo a la depreciación de la moneda mexicana.
El crecimiento económico de México también juega un papel importante. El Producto Interno Bruto (PIB) de México creció apenas un 0.22% en el segundo trimestre de 2024, con un crecimiento anual del 1.09%, el más bajo desde el primer trimestre de 2021. Esta desaceleración económica subraya las preocupaciones sobre la capacidad de México para mantener un crecimiento robusto y sostenible, lo que a su vez afecta la confianza en el peso mexicano.
El impacto de estos factores se ve reflejado en las reacciones globales. Las bolsas de valores de Europa y Asia han experimentado caídas significativas, arrastradas por preocupaciones económicas y movimientos en las tasas de interés. El índice Nikkei de Japón sufrió su mayor caída en puntos de su historia reciente, y otras bolsas asiáticas también mostraron descensos importantes.
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