Israel.-Desde el fin de semana, decenas de miles de personas han tomado las calles de Israel para expresar su descontento con el primer ministro Benjamin Netanyahu, a quien responsabilizan por las muertes de varios rehenes israelíes en Gaza. La negativa del gobierno a alcanzar un acuerdo con la organización palestina Hamás, que podría haber permitido el regreso seguro de 97 secuestrados que aún permanecen en la Franja de Gaza, ha desatado una ola de indignación entre la población.
Las manifestaciones, que se han extendido por todo el país, están marcadas por consignas como “¡Vivos, vivos, los queremos de vuelta vivos!”. A pesar de los esfuerzos del gobierno por calmar la situación, incluyendo la confirmación de que seis rehenes fueron encontrados muertos en un túnel en Rafah, al sur de Gaza, el malestar ciudadano sigue creciendo. Según las autoridades israelíes, los secuestrados habrían sido ejecutados entre 48 y 72 horas antes de que sus cuerpos fueran recuperados por el ejército. No obstante, Hamás sostiene que murieron debido a heridas sufridas en un bombardeo israelí.
El hallazgo de los cuerpos de Carmel Gat, Eden Yerushalmi, Hersh Goldberg-Polin, Alexander Lobanov, Almog Sarusi y el sargento Ori Danino, todos jóvenes de entre 23 y 40 años, ha intensificado el descontento social. Estos fallecidos formaban parte de las 251 personas que fueron secuestradas por milicianos de Hamás durante el ataque sorpresa que lanzaron contra el sur de Israel el pasado 7 de octubre. Aunque no son los primeros rehenes que mueren en Gaza, la juventud de estas víctimas ha provocado una reacción especialmente fuerte.
“Después de haber oído la noticia del hallazgo de los cuerpos de los seis secuestrados no podía seguir en silencio”, declaró Yotam Peer, uno de los manifestantes en Tel Aviv, a la BBC. Peer perdió a su hermano menor en el ataque del 7 de octubre, lo que hace que su participación en las protestas sea particularmente simbólica.
La tensión llegó a un punto álgido este lunes, cuando Israel se vio parcialmente paralizado por una huelga general convocada para exigir al gobierno un acuerdo con Hamás que garantice la liberación de los secuestrados restantes. La huelga, organizada por la confederación sindical Histadrut, fue anunciada tras el descubrimiento de los cuerpos de los seis rehenes asesinados, lo que encendió aún más la ira de la ciudadanía.
“Estamos recibiendo bolsas con cadáveres en lugar de un pacto para liberar a los rehenes que todavía están vivos”, criticó Arnon Bar-David, líder sindical de Histadrut, quien también afirmó que el regreso de los secuestrados es “lo más importante ahora”. Esta postura fue respaldada por familiares de los rehenes, como Gil Dickmann, primo de Carmel Gat, quien expresó que “destruir a Hamás es un objetivo importante, pero nunca se podrá alcanzar mientras los rehenes sigan allí”.
La huelga, aunque interrumpida por un fallo judicial a petición del ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, dejó un impacto significativo, especialmente en ciudades como Tel Aviv y Haifa, donde las escuelas y centros de secundaria permanecieron cerrados durante gran parte de la mañana. En contraste, otras localidades como Jerusalén y Ascalón no se unieron a la movilización.
La guerra en Gaza, desencadenada el 7 de octubre por un ataque de Hamás que dejó 1,205 muertos en Israel y resultó en el secuestro de 251 personas, sigue cobrando vidas. Hasta ahora, 33 rehenes han sido confirmados como muertos, mientras que otros 97 continúan en cautiverio en Gaza. En respuesta, Israel ha prometido destruir a Hamás, una operación que ya ha dejado más de 40,786 muertos en Gaza, según las autoridades de la Franja.
Las negociaciones, mediadas por Egipto, Qatar y Estados Unidos, no han logrado avanzar, en parte debido a las exigencias de Israel de mantener el control militar sobre el Corredor Filadelfia, en la frontera entre Gaza y Egipto, una vez que la guerra termine. “Habríamos podido salvarlos a todos”, lamentó Dickmann, reflejando el sentimiento de impotencia que prevalece entre los manifestantes.
