Ciudad de México .- El Senado de la República aprobó en lo general y lo particular la nueva Ley General de Aguas, además de una reforma a la Ley de Aguas Nacionales, tras un debate prolongado que expuso profundas diferencias sobre el modelo de gestión hídrica en el país. Con 85 votos a favor y 36 en contra, la mayoría legislativa respaldó el dictamen enviado previamente por la Cámara de Diputados.
El proyecto, ahora turnado al Ejecutivo Federal para su publicación, redefine los criterios para el acceso, uso y administración del agua en México. Entre las críticas más recurrentes estuvieron los señalamientos de centralización de facultades y posibles afectaciones a sectores productivos y comunidades que dependen del riego y abastecimiento local.
Durante la discusión, legisladores opositores cuestionaron la premura con la que —aseguraron— se dictaminó la iniciativa, advirtiendo que su implementación podría generar incertidumbre y disputas por el control de concesiones. En contraste, los senadores que apoyaron el dictamen defendieron que la reforma era necesaria para actualizar un marco jurídico considerado obsoleto y avanzar hacia un modelo de distribución “más equitativo y sustentable”.
Con la aprobación, el Ejecutivo deberá proceder a la promulgación y publicación del decreto en el Diario Oficial de la Federación, lo que abrirá un nuevo capítulo en la regulación del recurso hídrico y su administración en todo el país.
