SpaceX, la empresa espacial de Elon Musk, lanzó otro potente cohete Starship, pero perdió contacto pocos minutos después del despegue mientras la nave se desintegraba durante una caída descontrolada. Los restos de la explosión fueron visibles sobre Florida, aunque aún se desconoce si se activó el sistema de autodestrucción de la nave.
El cohete de 123 metros despegó de Texas poco antes del atardecer, y SpaceX logró recuperar la primera etapa del cohete en la plataforma usando brazos mecánicos. Sin embargo, los motores de la nave comenzaron a apagarse mientras se dirigía hacia el este para realizar una entrada controlada sobre el océano Índico, pero el contacto se perdió cuando la nave empezó a girar fuera de control.
El cohete alcanzó casi 150 kilómetros de altitud antes de presentar fallas, impidiendo el despliegue de sus satélites simulados. Aún no se sabe dónde cayeron los restos, aunque en redes sociales se compartieron imágenes de los escombros en llamas, visibles cerca de Cabo Cañaveral. SpaceX confirmó que la nave experimentó “un rápido desensamblaje no programado” durante el encendido del motor de ascenso y que se activaron los planes de contingencia con los funcionarios de seguridad.
La NASA ha destinado a Starship para llevar astronautas a la luna a finales de esta década, y Elon Musk tiene como objetivo usarla para misiones a Marte. Según la investigación en curso, una fuga de combustible habría causado varios incendios que apagaron los motores de la nave y activaron el sistema de autodestrucción según lo planeado.
