Rusia.- Las elecciones presidenciales en Rusia iniciaron el viernes y se extenderán hasta el domingo, en un contexto que refleja más un referéndum predeterminado que una competencia genuina. A pesar de las apariencias de una carrera reñida, el presidente Vladimir Putin, de 71 años, está prácticamente asegurado de obtener un quinto mandato, sin que ninguno de los otros tres candidatos represente un desafío real, con la ausencia además de la principal figura de la oposición, Alexéi Navalny, quien falleció en una prisión del Ártico el mes pasado.
Durante la jornada del primer día en Moscú, Crimea y la región caucásica de Karacháyevo-Cherkesia se registraron incidentes de vandalismo en los centros de votación, según informaron medios de comunicación rusos, en lo que parecen ser actos de protesta contra el Kremlin.
Las cámaras de vigilancia captaron el momento en que una joven depositaba su papeleta de voto y luego vertía tranquilamente un líquido verde en la urna. Un policía la detuvo de inmediato.
En un colegio electoral de San Petersburgo, se arrojó un cóctel molotov y se detuvo a una mujer de 21 años, según reportó el portal de noticias Fontanka. Además, se reportaron intentos de incendio en colegios electorales de Moscú y Siberia.
La jefa de la comisión electoral rusa, Ella Pamfilova, advirtió que los responsables de estos actos podrían enfrentar penas de hasta cinco años de prisión, y sugirió que podrían haber sido pagados por personas interesadas en perturbar el proceso de votación.
Aunque la reelección de Putin parece ser un hecho consumado, estas elecciones son relevantes para él, ya que le permiten consolidar su legitimidad y reforzar su imagen como un líder que encarna la seguridad y la estabilidad.
Sin embargo, esta imagen se ha visto empañada por la guerra en Ucrania, inicialmente anunciada como una operación rápida pero que se ha prolongado, causando un alto número de víctimas y generando tensiones con Occidente.
El Kremlin busca demostrar un amplio apoyo popular en estas elecciones, especialmente desde el inicio de la guerra en Ucrania, como señala el politólogo ruso Nikolay Petrov. A lo largo de los años, el Kremlin ha utilizado diversas estrategias para asegurar la victoria de su candidato, desde cambios en la legislación electoral hasta la influencia en regiones específicas del país.
Por primera vez se incluyen las llamadas “nuevas regiones” ucranianas en el proceso electoral, controladas por Rusia pero disputadas internacionalmente. Los funcionarios electorales rusos afirman que la zona cuenta con 4,5 millones de votantes, una afirmación prácticamente imposible de comprobar en medio de una guerra.
A pesar de estos desafíos, se espera que Putin obtenga un nuevo mandato de seis años, consolidando aún más su posición de poder en Rusia. Su victoria, en un contexto de falta de oposición real y de represión a la disidencia, le permitirá permanecer en el poder hasta 2030, un período que superaría el tiempo en el cargo de cualquier líder ruso desde el siglo XVIII.
