Internacional.- La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, expresó profundas preocupaciones sobre la reforma judicial impulsada en México, la cual propone que jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte sean elegidos por voto popular.
En su participación en el Foro América Libre, celebrado en la Ciudad de México, Bullrich cuestionó la viabilidad de esta reforma en zonas dominadas por el narcotráfico, advirtiendo que podría permitir que “jueces que responden al narcotráfico” accedan a posiciones de poder, informó la agencia de noticias EFE.
Durante su intervención, Bullrich señaló que el impacto de la inseguridad y el narcotráfico debilita el Estado de derecho y pone en riesgo las libertades fundamentales. “Sin seguridad, el Estado de derecho se debilita y la libertad de las personas deja de ser una realidad para convertirse en una aspiración”, declaró. Para Bullrich, permitir que el crimen organizado influya en la elección de jueces representa una amenaza seria para la democracia, transformándola en lo que llamó “un intento de control social” y alejándose de la “tradición republicana” de impartir justicia, según destacó EFE.
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La ministra también aprovechó para subrayar la estrategia de Argentina en la lucha contra el crimen organizado bajo el mandato del presidente Javier Milei, con una reducción del 77% en los homicidios. Afirmó que Argentina se ha convertido en la segunda nación más segura de la región después de El Salvador, gracias a una postura firme y una “ley antimafia” que permite desmantelar redes criminales dentro de las estructuras de poder.
Además, Bullrich enfatizó que en su país la ley está del lado de las víctimas, no de los delincuentes, y que esta lucha frontal contra las mafias tiene como fin restaurar la confianza en la justicia y la seguridad pública, según indicó la agencia EFE. En este sentido, Bullrich expresó que Argentina busca ser un referente para el continente en la batalla contra el crimen.
El Foro América Libre, en su segunda edición y con sede en la capital mexicana, reunió a representantes de 70 países para promover posturas conservadoras y de derecha en la región, sirviendo de contrapeso al Foro de Sao Paulo, que tradicionalmente aglutina a la izquierda latinoamericana.
