Francia.- La emblemática catedral de Notre Dame volvió a recibir fieles y visitantes en un acto solemne que marcó el final de una restauración histórica iniciada tras el devastador incendio de abril de 2019. Cinco años y medio después de aquel trágico evento, la icónica catedral gótica, símbolo de París y del mundo, resplandece con una nave completamente renovada y un mobiliario contemporáneo.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, encabezó la ceremonia de reapertura con un simbólico llamado: “¡Notre Dame, abre tus puertas!”. En el interior, un coro recibió a los asistentes con cánticos, dando inicio a la celebración. Aunque el mal tiempo obligó a la mayoría de los 1,500 invitados a permanecer dentro del templo, la solemnidad del evento no se vio afectada.
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Entre los asistentes destacaron figuras como el presidente francés Emmanuel Macron, el presidente electo de Estados Unidos Donald Trump, el ucraniano Volodimir Zelenski, el príncipe Guillermo, el príncipe Alberto de Mónaco, y Elon Musk, entre otros. Sin embargo, la ausencia del papa Francisco llamó la atención, aunque el pontífice envió un mensaje subrayando su misión en otros lugares donde considera su presencia más necesaria.
La reconstrucción de Notre Dame no solo devolvió la grandeza arquitectónica al edificio, sino que también involucró avances tecnológicos, como la instalación de iluminación LED modulable y el diseño de un moderno relicario para la Corona de Espinas, obra del artista Guillaume Bardet. El órgano, una joya de tres siglos de antigüedad, fue desmontado, limpiado y reinstalado para volver a llenar el espacio con su inconfundible sonido.
La catedral ahora exhibe un interior de un blanco inmaculado, mientras que sus capillas, como la dedicada a la Virgen de Guadalupe, destacan por sus vibrantes colores restaurados. Esta última será protagonista de una celebración especial el 12 de diciembre.
El evento de reapertura, que también incluyó un video homenaje a los artesanos responsables de la restauración, marcó el inicio de seis meses de celebraciones, incluyendo misas de agradecimiento y eventos para honrar a los donantes que contribuyeron a esta monumental obra, especialmente desde Estados Unidos.
Notre Dame, más radiante que nunca, se reafirma como un emblema de resiliencia y un testimonio vivo de la historia de París.
