Canadá.- En un movimiento inesperado, Chrystia Freeland, viceprimera ministra y ministra de Finanzas de Canadá, presentó este lunes su renuncia al gabinete de Justin Trudeau, citando discrepancias irreconciliables sobre la dirección económica del país.
A través de una carta difundida en sus redes sociales, Freeland afirmó que la confianza entre ella y el primer ministro se había roto, dejando claro que ya no podía cumplir con su labor de representar sus decisiones y visión. “Tras reflexionar, he concluido que el único camino honesto y viable es que dimita del gabinete”, escribió la ahora exfuncionaria.
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Freeland reveló que Trudeau le ofreció otro puesto dentro de su Gobierno el pasado viernes, pero decidió rechazarlo y continuará desempeñándose como diputada en la Cámara Baja, además de confirmar su intención de buscar la reelección en las próximas elecciones generales.
El contexto político agrega un tono crítico a su dimisión. Desde hace meses, se especula que Trudeau busca incorporar a Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, como nuevo ministro de Finanzas. La renuncia de Freeland coincide con estos rumores y con una reorganización planificada en el gabinete, en un momento en el que los liberales están 20 puntos por detrás del Partido Conservador en las encuestas de intención de voto.
En su carta, Freeland también señaló desafíos económicos cruciales que enfrenta Canadá, particularmente con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y sus amenazas de implementar un agresivo nacionalismo económico, incluyendo aranceles de hasta un 25%. Freeland advirtió que el Gobierno canadiense debe estar preparado para una posible “guerra arancelaria”, evitando decisiones fiscales precipitadas que puedan minar la confianza ciudadana en la gestión de Trudeau.
Fuentes cercanas al Gobierno señalaron que la renuncia tomó por sorpresa al primer ministro, quien estaba en medio de sus planes de reestructuración del gabinete. Este cambio marca un punto de inflexión crítico en el liderazgo de Trudeau, quien enfrenta la presión de mantener la unidad dentro de su equipo mientras lidia con un panorama político y económico cada vez más desafiante.
