En Baja California, el pulso ciudadano comienza a reflejar con mayor claridad el rumbo que podría tomar la candidatura de Morena rumbo a la gubernatura. De acuerdo con la más reciente encuesta de Rubrum, la ciudadanía ha mostrado un notable interés por el liderazgo femenino, destacando en particular a dos figuras con amplia presencia en la vida pública: la senadora Julieta Ramírez y la exalcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero.
Los números hablan por sí solos: mientras Julieta Ramírez encabeza la medición con un 33.4%, resulta sumamente alentador observar cómo Monserrat Caballero se consolida como la segunda preferencia con un 21.4%, registrando un crecimiento sostenido mes con mes. Este avance, que se percibe “como la espuma”, resulta aún más meritorio si se considera que Caballero no ocupa actualmente un cargo público, lo que evidencia que su fuerza política no depende de la posición institucional, sino del cariño y la confianza que ha sabido sembrar en la gente.
Su paso por la alcaldía de Tijuana dejó huellas significativas: cercanía con los sectores populares, atención a problemáticas urbanas de larga data y una firme defensa de la seguridad ciudadana. Todo ello se refleja hoy en un reconocimiento social que trasciende coyunturas y que la mantiene vigente en la memoria colectiva. La población ha sabido distinguir su estilo directo, empático y comprometido, que contrasta con dinámicas más tradicionales.
Si bien la senadora Julieta Ramírez cuenta con una base sólida de apoyo, su cercanía con la gobernadora Marina del Pilar la vincula inevitablemente con los señalamientos y episodios que han acompañado a la administración en curso, lo que podría convertirse en un factor de desgaste. En contraste, Monserrat Caballero avanza paso a paso con una narrativa más limpia, respaldada por la experiencia propia y por el reconocimiento social ganado directamente en territorio.
De mantenerse esta tendencia, Monserrat Caballero podría consolidarse como la gran sorpresa del proceso interno, representando la voz ciudadana que pide una opción fresca, capaz de unir a distintos sectores y de consolidar el proyecto de transformación desde una perspectiva incluyente y sensible. Sin duda, su ascenso es un reflejo del aprecio popular que, lejos de apagarse, continúa creciendo con fuerza.
