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Deportes

El (poco) avance lgbt+ en el deporte

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Foto: Agencias

A 54 años de la conmemoración de los disturbios de Stonewall y celebrándose como cada 28 de junio, el Día Internacional del Orgullo, los equipos deportivos se han limitado a colorear de arcoíris sus logotipos.

Mientras los espacios en las artes y la política continuamente se están renovando con las necesidades que la sociedad del 2023 implica, pareciera que el ámbito deportivo se quedó estancado a mediados del siglo pasado. 

Las campañas de distintos clubes deportivos parecieran aplicar la ley del mínimo esfuerzo, pues sus políticas de diversidad se ven reducidas a un logo de colores, mientras la comunidad continúa esperando espacios seguros para profesionalizarse y vivir libres.

Las cifras oficiales de la Cámara de Comercio Internacional de Gays y Lesbianas, señalan que en México un 6% de la población pertenece a la diversidad sexual. Sin embargo, cuando volteamos a los campos deportivos esto no se ve reflejado. Tan solo en Liga MX y Ascenso MX, estaríamos señalando que de los 825 jugadores registrados, al menos 49 pertenecerían a la comunidad lgbt+; cifras que contrastan con la realidad presentada, pues actualmente ningún jugador se ha admitido como miembro del espectro de la comunidad. Datos que demuestran que darle patadas a un balón y escoger libremente tu pareja afectiva no parecen ir de la mano, aún en 2023.

En la historia del deporte en México no han existido más que rumores de hombres asumiéndose como personas de la comunidad. En 1995 rondaban suposiciones sobre un portero  internacional y extranjero que militaba en Toluca, que le ofreció a un delantero un departamento para irse a vivir juntos, como ‘’roomies’’.

Por su parte las mujeres sáficas continúan siendo punta de lanza en estos temas. Que la Liga de Futbol Femenil Mexicana tenga una audiencia menor a la varonil ha sido un arma de dos filos para las jugadoras; menores aficionados conlleva un menor pago, pero también mayor libertad y menor escrutinio de la mirada pública hacía las jugadoras, permitiéndoles tener una vida privada sin restricciones. 

Esto se traduce a que diversas jugadoras se asuman como lgbt+, creando una conversación de suma importancia que crea precedentes de diversidad, tolerancia y respeto. Las jugadoras de Tigres, Bianca Sierra y Stephany Mayor, se convirtieron en la primera relación LGBT+ de la Liga MX en 2016, hace apenas 7 años. 

Greta Espinoza, jugadora de Tigres mencionaba “yo creo que también se ha etiquetado mucho a los deportes y se les da categorías de lo masculino y lo femenino. Entonces, se cree que el futbol es masculino y un hombre no debe ser gay en ese espacio. Al final, es la cultura y la sociedad la que nos ha ido marcando que hay deportes de hombres y de mujeres. Debemos de separarnos de esa idea, eso limita a los futbolistas a decir lo que sienten y son”.

Sin embargo la falta de representación de la comunidad no se limita a los jugadores, la creación de espacios seguros para sus aficionados es parte del ecosistema deportivo.

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