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OpinologaTijuana, Baja California.- Un giro inesperado en la impredecible cartelera política, recientemente emergió un personaje con la astucia de un chapulín que saltando de partido en partido, dejó una estela de controversia y malos ratos a su paso. Jorge Ramos Hernández, es señalado por ser el artífice de una deuda que ha asfixiado a la ciudad por más de una década, generando miles de millones en intereses.
Los ciudadanos, cansados de promesas vacías y su juego político, han visto la falta de mejoras urbanas y los servicios eficientes se desvanecen en el aire, como el polvo, por la falta de recursos, a causa de los pagos en los intereses, sin traer beneficios inmediatos. La deuda, un monstruo de mil cabezas, alimentada por los intereses que devoraron el presupuesto municipal.
Recientemente, Ramos Hernández ha dado un salto audaz, abandonando el partido que lo formó para unirse a las filas del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Con promesas sin fundamento y engatusándolos, se infiltró hasta la cúspide, y ahora, con el apoyo de Morena, obtiene la candidatura de una diputación local por el VII distrito electoral.
Pero no todos celebran su ascenso; la militancia se ha levantado en armas, figurativamente hablando, “clausurando” los accesos a las oficinas de Morena en Tijuana y exigiendo la anulación de su candidatura. Acusan falta de democracia en el proceso de selección y señalan directamente a la gobernadora Marina del Pilar, exigiendo incluso la revocación de mandato.
Las grabaciones en donde Ramos Hernández hace fuertes críticas hacia AMLO, ha añadido leña al fuego, por acusar al mandatario de santificar a los corruptos. Estas palabras han resonado en los pasillos del poder, generando un caos que ha obligado a líderes como Jesús Alejandro Ruiz Uribe a pedir calma y unidad, en un intento de apaciguar las aguas turbulentas de la política tijuanense.
La situación es un claro reflejo de los tiempos que corren, donde la lealtad y la traición parecen ser moneda de cambio en el mercado político. ¿Será que el “Chapulín Verde” logrará convencer a los escépticos de que su salto es hacia un futuro mejor para Tijuana, o será simplemente otro brinco en busca de poder personal?
Y es que Ramos aunque hable muy bonito, al final siempre deja al ciudadano, a un ladito.
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