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10 months agoon
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RedacciónEstados Unidos.- En una reñida jornada electoral que culminó en una contundente victoria sobre Kamala Harris, Donald Trump se convirtió en presidente electo de Estados Unidos, marcando un retorno a la Casa Blanca tras cuatro años de administración demócrata bajo Joe Biden.
La ceremonia de toma de posesión está programada para el 20 de enero en el Capitolio, en Washington D.C., momento en el que Trump tomará oficialmente el mando y pondrá en marcha un ambicioso plan de gobierno marcado por reformas en áreas clave como inmigración, impuestos, comercio y políticas sociales.
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Uno de los puntos centrales de su plataforma electoral sigue siendo la política migratoria, donde Trump ha anunciado la intención de implementar lo que describió como “el mayor programa de deportación masiva de la historia”. En su campaña, el expresidente insistió en su compromiso por fortalecer la seguridad en las fronteras y endurecer las políticas de inmigración mediante un sistema de “selección ideológica” y la eliminación de la ciudadanía por derecho de nacimiento, aunque este último cambio implicaría una reforma constitucional. Asimismo, Trump tiene planeado retomar iniciativas de su primer mandato, como el programa “Permanecer en México”, que restringe la entrada de inmigrantes y ha sido controversial por su dureza y su impacto en comunidades migrantes.
A nivel social, Trump ha dejado claro su enfoque en el tema del aborto. A pesar de no destacar este tema como una prioridad en su agenda actual, se ha atribuido el crédito por la histórica decisión de la Corte Suprema de anular Roe v. Wade, devolviendo el poder de regular el aborto a los estados. Aunque la plataforma republicana actual no persigue una prohibición nacional del aborto, el enfoque de Trump ha despertado el interés de activistas conservadores que buscan que el feto reciba protecciones bajo la 14ª Enmienda, una estrategia que podría conducir a una prohibición federal a través de litigios.
En materia de economía, el enfoque de Trump está orientado hacia la reducción de impuestos para las grandes corporaciones y los sectores de mayores ingresos, especialmente mediante la ampliación de su reforma fiscal de 2017, que planea modificar para bajar el impuesto corporativo del 21% al 15%. Sin embargo, también ha hecho énfasis en algunas medidas dirigidas a la clase trabajadora, como la exención de impuestos sobre las propinas y salarios adicionales. A pesar de estos esfuerzos, algunos analistas señalan posibles lagunas en la política, advirtiendo que la exención de impuestos sobre propinas podría beneficiar a trabajadores de ingresos más altos, dependiendo de cómo se implemente la normativa.
En el ámbito de comercio internacional, Trump busca adoptar una postura más proteccionista, argumentando que los mercados globales han perjudicado a la economía estadounidense. Ha prometido imponer aranceles de entre el 10% y el 20% a productos extranjeros y bloquear adquisiciones de infraestructura crítica por empresas chinas. Su estrategia incluye además medidas para proteger sectores de salud, comprometiéndose a requerir que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) adquiera medicamentos únicamente de empresas estadounidenses.
Con su regreso a la presidencia, Donald Trump se prepara para implementar una serie de cambios ambiciosos que apuntan a dejar una marca en la historia de Estados Unidos, aunque estas reformas han generado ya un amplio debate en la opinión pública y en círculos políticos sobre los impactos que podrían tener tanto dentro como fuera del país.
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