Internacional.- La Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que el fenómeno meteorológico El Niño, que alcanzó su máxima intensidad en diciembre pasado, está clasificado como uno de los cinco eventos más fuertes registrados. Este fenómeno, caracterizado por el calentamiento de una gran parte del Pacífico tropical, se espera que continúe hasta mayo, según el informe de la OMM. Aunque se debilita progresivamente, sigue siendo relevante y se prevé que tenga un impacto sobre el clima mundial en los próximos meses.
La OMM pronostica temperaturas superiores a lo normal en casi todas las zonas terrestres entre marzo y mayo. Este impacto se suma a las alteraciones del clima causadas por las actividades humanas y contribuye al calentamiento global captado por los gases de efecto invernadero. La situación es preocupante, ya que enero de 2024 marcó la temperatura de la superficie del mar más alta jamás registrada para ese mes.
El actual episodio de El Niño comenzó en junio de 2023 y alcanzó su apogeo entre noviembre y enero, registrando un valor máximo de alrededor de 2,0°C por encima de la temperatura promedio de la superficie del mar en el Pacífico tropical oriental y central, comparado con el periodo de 1991 a 2020.
Según Celeste Saulo, secretaria general de la OMM, cada mes desde junio de 2023 ha establecido un nuevo récord mensual de temperatura, y 2023 fue el año más cálido jamás registrado. Aunque El Niño contribuyó a estas temperaturas récord, se destaca que los gases de efecto invernadero derivados de las actividades humanas son el principal responsable.
La OMM advierte que hay un 60% de posibilidades de que El Niño persista entre marzo y mayo, y un 80% de posibilidades de tener condiciones neutras (sin El Niño o La Niña) de abril a junio. La transición hacia condiciones neutras sería bien recibida, ya que significaría un retorno a patrones climáticos más normales.
Este fenómeno ha generado preocupación debido a sus potenciales efectos en el clima mundial. La OMM destaca la importancia de las alertas tempranas para permitir que los países se preparen y mitiguen los impactos en sectores sensibles como la agricultura, los recursos hídricos y la salud.
Aunque El Niño no ha generado un efecto directo sobre las lluvias, es necesario seguir trabajando en medidas preventivas para minimizar los posibles impactos negativos. La vigilancia y preparación son cruciales para enfrentar los posibles desafíos climáticos en los meses venideros.
